Las compañías están a la última a la hora de perseguir a los clientes que intentan estafar al seguro. A los habituales seguimientos por parte de las aseguradoras, se ha sumado en los últimos años una nueva estrategia para destapar los intentos de engaño a las pólizas: el control de las redes sociales. Fue así precisamente como, por ejemplo, hace años fue descubierta una mujer que reclamaba a su compañía de seguros daños tras un accidente de tráfico que incluían los gastos de cirugía facial. La pillaron porque ella misma lo comentó en Facebook.

Las compañías también apuestan por el uso de nuevas tecnologías y formación para reducir al máximo el fraude. Desde AXA, estiman que el uso de estas herramientas tecnológicas ayudan a detectar más de un 20% de los siniestros irregulares.

La inversión recurrente en este sentido se mantiene en los 3,2 millones de euros, según el informe de la compañía, que ha añadido que en 2016, los pagos evitados por casos de fraude y que no fueron repercutidos en el resto de asegurados supusieron un ahorro del 5% en el seguro de auto, y del 19% en los de Responsabilidad Civil.