El turismo recuperó el año pasado los datos de ocupación precrisis gracias a una cifra récord de visitantes pero los negocios hicieron frente a este repunte de viajeros con un 9% menos de trabajadores que antes de la recesión. La recuperación del sector solo generó el año pasado 251 empleos nuevos en la comunidad hasta alcanzar los 7.799 contratados en alojamientos hoteleros y extrahoteleros, 814 menos que los 8.613 que había en 2008. Galicia es además, la segunda comunidad con menos empleados por establecimiento: solo 4,2. Por debajo está Castilla-La Mancha con 3,8.

La rentabilidad es una de las asignaturas pendientes del sector y el Plan Estratéxico del Turismo de Galicia 2017-2020 de la Xunta incide en que los empresarios turísticos deben apostar por la contratación de personal para reforzar la calidad del destino. Desde el Clúster Turismo de Galicia aclaran que los alojamientos han sacrificado estos años los beneficios a través de ofertas para captar más turistas y ganar ocupación. "Ahora es el momento de rentabilizar los buenos datos de afluencia y materializarlos en la creación de puestos de trabajo que permitan ofrecer un servicio de calidad", defiende el presidente del Clúster, Francisco González.

El empleo en los 1.504 hoteles de Galicia apenas creció un 2,4% el año pasado con 152 nuevas contrataciones. La plantilla hotelera está formada por 6.397 trabajadores que se quedan a 1.142 de los 7.539 registrados en 2008. Desde la recesión los turistas han modificado sus hábitos de viaje y optan cada vez más por alojamientos más baratos como los apartamentos turísticos, lo que explica que estos establecimientos se duplicasen en los últimos ocho ejercicios. Ese repunte permitió que los 341 contratados en los 1.195 pisos reglados en Galicia sean también el doble que antes de la crisis. Solo en 2016 aumentaron un 40%.

Las casas de turismo rural son, según González, las que mejor ayudan a desestacionalizar la oferta y además reúnen las características que diferencian a Galicia como producto turístico: naturaleza y gastronomía. Los 195 alojamientos rurales gallegos ganaron tres puntos en ocupación en 2016 pero solo lograron ocupar el 19% de sus plazas. Su plantilla creció el año pasado hasta los 836 trabajadores con 38 efectivos más, la misma cifra que perdió desde la recesión.