Ya no solo hace falta carné para acabar con las malas hierbas en las fincas plantadas o las viñas. Desde el año pasado, las sulfatadoras están obligadas a pasar su propia ITV. No cumplir la normativa medioambiental europea conlleva sanciones: los equipos que trabajen con productos fitosanirarios sin superar la inspección técnica se enfrentan a multas de entre 300 a 3.000 euros.

En Galicia son un total de 9.871 las máquinas que deben pasar la ITV fitosanitaria -2.594 de la provincia de A Coruña, otras 2.404 de Lugo, casi 1.500 de Ourense y 3.379 de Pontevedra-. Las primeras revisiones en las comunidad se llevaron a cabo en marzo del año pasado; y desde entonces se hicieron un total de 6.388, según datos de la Consellería do Medio Rural. El balance del primer año en vigor de las inspecciones a sulfatadoras revela que el 35% de los equipos obligados a hacerlas en la comunidad no tienen todavía el certificado "favorable" para continuar con su actividad.

El exhaustivo examen afecta a máquinas de más de 100 litros de capacidad y que superen los cinco años de antigüedad. La rigurosidad del control hace que se prolongue durante más de media hora por equipo. Pasarla, supone la entrega de un adhesivo oficial de la Xunta, parecido al de los vehículos cuando pasan la ITV, además del certificado correspondiente de inspección. Quedan excluidos de la revisión los equipos fitosanitarios que son pulverizadores de mochila y los de arrastre manual (mochilas) con depósito de hasta 100 litros.

En el caso de los equipos nuevos, la inspección deberá realizarse en los primeros cinco años tras su compra. Una vez hecha la primera ITV fitosanitaria, se pasarán cada cinco años; a excepción de los que prestan servicios a terceros que deberán hacerse cada tres años. A partir del año 2020, la periodicidad de los controles se acorta y tendrán que repetirse cada tres años.

Los requisitos principales de la inspección son presentar la cartilla del Registro Oficial de Maquinaria Agrícola (ROMA), mantener el número de bastidor visible y tener el equipo limpio, tanto por dentro como por fuera, y sin fugas en circuitos, bombas y depósitos. También se exige que el depósito esté lleno de agua limpia, se ponga la protección del árbol de transmisión -une la máquina con el tractor-, se lleve una manómetro y tres filtros y se presente boquillas iguales y limpias.

Como en el caso de la ITV a turismos, camiones, autobuses y furgonetas, las máquinas de sulfatar que no pasen el control tendrán que volver tras solucionar las deficiencias que detecten las estaciones autorizadas por la Xunta.

Esta revisión se había establecido como obligatoria en el año 2011, pero distintas prórrogas solicitadas por el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente y por las diferentes comunidades autónomas fueron posponiendo esta normativa hasta noviembre de 2016. Los propietarios de los equipos fitosanitarios que no hayan pasado la puesta a punto se enfrentan a sanciones de hasta 3.000 euros, según recoge la Lei de Sanidade Vexetal.Concellos

El ayuntamiento gallego con más sulfatadoras registradas es Cambados (605), seguido de Meaño (418) y Ribadumia (364). El cuarto en la lista autonómica es el municipio ourensano de Xinzo de Limia (317), seguido del pontevedrés de Meis (234) y el coruñés de Santa Comba (201).

Desde noviembre de 2015, tan solo se pueden vender fitosanitarios para uso profesional a titulares de un carné de aplicador-manipulador de estos productos. Para conseguir el título, hay que realizar un curso de 25 horas sobre las nociones básicas de la composición del producto, su forma de aplicación, almacenaje y distribución. Tras las clases, deberán superar un examen de Medio Rural que otorgará el carné por diez años.

La Directiva 2009/128/CE del Parlamento Europeo obliga a que los aplicadores y comerciantes realicen el curso de capacitación homologado que establece tres niveles de capacitación: Básico, cualificado y fumigador. Los productores y distribuidores de productos químicos de uso profesional llevarán un registro de todas las operaciones, en el que deberán dejar constancia de la fecha de venta, la identificación del artículo -nombre comercial, número de inscripción en el Registro Oficial de Productos Fitosanitarios y número de referencia del lote de fabricación-, la cantidad comprada, el identificador del suministrador y del comprador.