Desde el fin de las cuotas lácteas hace dos años, los ganaderos gallegos han pasado una de sus peores crisis alcanzando el verano pasado sus precios más bajos con apenas 26 céntimos por litro de leche. A partir de septiembre, la situación empezó a recuperarse y el sector se mantiene en los 30 céntimos de media pero a costa de bajar la producción hasta en un 8%. Pese a que la liberalización del mercado provocó una caída de las tarifas a nivel europeo, no todos los países han sufrido por igual las condiciones del nuevo escenario. ¿El motivo? Muchos llegaban con los deberes hechos para adaptarse al mercado sin cupos y Galicia todavía no se ha puesto hoy en día manos a la obra con dos de los retos a los que se enfrentaba hace dos años: ampliar la base territorial de las explotaciones y que las industrias lácteas apuesten por la transformación. Esos son precisamente los dos pilares en el que se basa el sector lácteo en Irlanda y que les permite ser uno de los países punteros del mundo en la producción de leche y el que más aumentó el volumen de entregas desde el fin de las cuotas. Galicia es la octava región productora de leche en Europa pero no llega ni a la mitad de lo que venden los ganaderos irlandeses.

Los sindicatos agrarios exigen un plan estratégico inmediato para el sector en Galicia "que no se quede en palabras", que abarque las tres patas de la cadena alimentaria -producción, industria y distribución- y que copie los aspectos positivos del modelo irlandés. Uno de ellos, basar la alimentación de los animales en los pastos para depender menos de los insumos y abaratar los costes de producción. Eso explica que en Irlanda los gastos ronden los 21 céntimos por litro y en Galicia los 34. La diferencia también se nota en los precios de venta de la leche con 36 en el primer caso y casi 30 en el segundo. De esta forma, por cada litro de leche, los productores irlandeses ganan 15 céntimos y los gallegos pierden cuatro o en el mejor de los casos cubren gastos.

Las condiciones climatológicas son mejores en Galicia incluso que en Irlanda para producir forraje, según constató hace dos años el investigador César Resch, de la Asociación Terra e Leite en una estancia en ese país. Pero, sin embargo, en la comunidad gallega, con casi tres millones de hectáreas de territorio, solo 647.000 están declaradas como superficie agraria útil (SAU), lo que apenas representa la quinta parte.

En este sentido, la Xunta anunció a finales del año pasado cambios que se van a introducir en la Ley de Mejora de la Estructura Territorial Agraria de Galicia para incentivar la movilización de tierras y agilizar los trámites en esta materia. De esta forma, se fijará un procedimiento para ceder tierras de masas comunes a particulares a través de los ayuntamientos, antes de pasarlas al Banco de Terras.

La Consellería do Medio Rural se marca también como objetivo terminar los 130 procesos de concentración parcelaria antes de 2020. Además, impulsará un nuevo sistema de reestructuración de la superficie para facilitar la movilidad de tierras agrarias que consiste en un intercambio voluntario entre titulares de explotaciones y arrendamientos de las fincas no utilizadas con carácter reversible y temporal, durante 15 años, aunque prorrogable.

En cuanto a la transformación industrial, el modelo gallego se ha centrado en el envase de bricksy, de hecho, el año pasado, el 44% de la producción en España se destinó a este fin, un porcentaje solo superado en la Unión Europea por Chipre (99%), Eslovenia (49,8%) y Reino Unido (47,3%), según datos del Observatorio Europeo del Sector Lácteo. Ya el Foro Económico de Galicia advertía en 2015 que la comunidad gallega es la única entre las 10 primeras regiones lácteas de la Unión Europea sin ninguna inversión industrial importante superior a los 20 millones de euros en el periodo 2012-2014.

La búsqueda de valor añadido en los productos lácteos derivados es uno de los retos que encara la industria gallega a los que Medio Rural ayudó este año con una línea de subvenciones de 14,5 millones, con las que se pretenden movilizar hasta 38,3 millones a través de 28 proyectos de transformación.

También está en el aire el proyecto de la sociedad Goodleit, para ubicar una planta en el concello coruñés de Curtis con capacidad para procesar en Galicia hasta el 17% de la leche que se produce al año. El inicio de las obras estaba previsto para principios de este año pero todavía no han comenzado.

Los sindicatos notan que en el último año están empezando a cambiar las cosas pero lamentan que Galicia va con muchos años de retraso respecto a otros países europeos y necesita un plan estratégico urgente para situarse al mismo nivel que el resto de Europa.