Los incendios son una lacra de los montes gallegos ya no solo en verano. En invierno, las llamas también arrasaron con miles de hectáreas en Galicia debido al tiempo seco y caluroso entre diciembre y marzo. Bajo nivel de humedad, ausencia de lluvias, el viento, sequedad de la biomasa vegetal y del subsuelo son los elementos de un cóctel molotov que ha explosionado este invierno en los bosques gallegos. ¿Las consecuencias? Más de 400 fuegos forestales y cerca de 1.000 hectáreas reducidas a cenizas en las cuatro provincias gallegas.

Como lo ha sido durante estos últimos días, la provincia de Ourense es el principal punto negro de incendios en la comunidad. En los meses de invierno, dos tercios de los focos registrados en Galicia se concentraron en la provincia de Ourense, sobre todo en el Macizo Central y en la zona Oriental. Alguno incluso asoló zonas de la Red Natura.

Entre las áreas de gran actividad incendiaria, destacan las comarcas de Valdeorras, A Baixa Limia y Viana, con incendios constantes en casi todos los municipios que las integran, según un informe de la Asociación de Traballadores de Incendios Forestais de Galicia (Atrifoga) del invierno 2016-2017. Solo en lo que va de año, cerca de 680 hectáreas ardieron en 16 incendios superiores a 20 hectáreas registrados en la provincia de Ourense.

Ya entre diciembre y marzo de 2015-2016 hubo "una actividad incendiaria considerable", pero según destaca Atrifoga "menor que este invierno". "Esto demuestra que hay una continuidad en el tiempo en relación a la desestacionalización de los fuegos por causa del cambio climático", concluyen desde el colectivo, al tiempo que destacan que "no es algo esporádico" ya que "los inviernos son cada vez más secos, con menos lluvias y con temperaturas más altas".Operativo antiincendios

Desde Atrifoga acusan a la Xunta de dejar el servicio antiincendios "bajo mínimos" ya que, según denuncian, la Consellería de Medio Rural cesó a finales de septiembre a más de 400 trabajadores con contratos de tres meses y prescindió al cierre de noviembre de más de 600 empleados con contratos de 9 meses que se reincorporaron el mes pasado.

El colectivo advierte de que con este recorte "se hace imposible cubrir todos los turnos y eso lleva aparejado un riesgo". "Se desaprovecha un capital humano que supone un gran recurso que podría ser empleado para tareas de prevención y protección de la masa forestal gallega, aparte de la extinción", defienden desde Atrifoga.

Quemas prohibidas

Por otra parte, las elevadas temperaturas de los últimos días y las condiciones de viento han llevado a la Consellería de Medio Rural a prohibir las quemas de restos agrícolas y forestales hasta nuevo aviso. Esto implica que también quedan en suspenso los permisos ya concedidos, dato que las comunicaciones y autorizaciones de quema carecen de validez desde el momento de la prohibición. Medio Rural pide colaboración ciudadana para extremar las precauciones y denunciar cualquier actividad delictuosa incendiaria.