La Xunta trata de erradicar la plaga de la patata en los 31 concellos infectados en las comarcas de Ferrolterra, Ortegal y A Mariña y también de evitar que se extienda a otras localidades de la comunidad, entre ellas las zonas productoras de Bergantiños o de A Limia.

Los propietarios de las fincas pertenecientes al área delimitada por la Consellería de Medio Rural tendrán que arrancar sus patatales y no podrán plantar el tubérculo durante los dos próximos años. En la actualidad, ya son casi 4.500 fincas de patatas registradas para su destrucción: un total de 2.364 en los 13 ayuntamientos afectados por la plaga en la provincia de A Coruña y 2.115, en los 18 concellos de Lugo.

Los dueños de estas explotaciones tendrán que arrancar sus plantaciones y entregarlas a Medio Rural, esté el producto infectado o no por la polilla guatemalteca (tecia solanivora). Los técnicos se encargarán de recoger la producción y enviarla posteriormente a una planta de Cerceda para su destrucción.

Ya en las campañas de 2015 y 2016, el departamento que dirige Ángeles Vázquez destruyó casi 7.000 kilos de patata en los municipios afectados por la plaga. Los productores que tuvieron que destruir sus cosechas recibieron una indemnización de 0,30 euros el kilo.

Medidas desde 2015

La Xunta ya acordó prohibir en 2015 que las patatas cosechadas en los concellos afectados pudiesen sacarse de esa zona para evitar que el insecto llegase a otras áreas. Cuando detectó la primera plantación afectada por la polilla, Medio Rural publicó varias medidas de uso obligatorio tanto para agricultores como para almacenistas.

Para combatirla, el Ejecutivo autonómico propuso colocar trampas con feromona para su captura, usar semillas libres de esta polilla, realizar tratamientos fitosanitarios con productos registrados tanto en el campo como en el almacén, destruir los ejemplares dañados, enterrar las semillas a más de 15 centímetros de profundidad, eliminar las plantas de cosechas anteriores, rotar cultivos, desinfectar el almacén y las herramientas con las que se manipula el producto y seleccionar las patatas antes de guardarlas.

El pasado mes de marzo, el Gobierno central aprobó un decreto por el que estableció la prohibición de plantar patata en los municipios infectados durante los próximos dos años. El Ministerio de Agricultura sospecha que la plaga llegó "de forma irregular" desde Canarias. Esa fue precisamente la primera zona afectada por la polilla guatemalteca en el año 1999. El departamento dirigido por Isabel Tejerina sospecha que el insecto cruzó el charco "no a través de una operación comercial", sino que fue algún particular que trabajo un pequeña cantidad para uso propio.