El Plan de Xestión de Residuos Urbanos de Galicia aprobado en enero de 2011 preveía dar un importante impulso al reciclaje para reducir el volumen de basura que termina en el vertedero de Areosa o que se destina a incineración. Y ese objetivo requiere un despliegue de infraestructuras para tratar estos desperdicios. Se empezó proyectando la construcción de siete instalaciones de compostaje y envases ligeros distribuidas por todo el territorio, luego en 2014 se ampliaron las necesidades a once y el pasado diciembre se sumaron otras dos centrales a la planificación. Sin embargo, sin contar estas dos últimas de reciente incorporación, ninguna de las once plantas previstas con anterioridad ha empezado todavía a construirse ni se ha definido su ubicación. La Xunta alega que su papel fue fijar "una hoja de ruta" para alcanzar los objetivos que marca el Gobierno y la UE, pero aclara que son los concellos los que tienen la competencia en residuos urbanos. "No podemos obligar a los ayuntamientos o a la iniciativa privada a poner en marcha estas infraestructuras", explican.

El problema es que el año 2020 es el horizonte marcado por el Gobierno central para que las comunidades autónomas reciclen al menos el 50 por ciento de la basura que generan y cumplan así con las directrices impuestas desde la Unión Europea. Y Galicia, que está lejos de esa cifra, no cuenta de momento con las infraestructuras necesarias para alcanzar ese porcentaje. En la actualidad solo el cinco por ciento de los desperdicios que llegan a Sogama son recuperados o reutilizados. Y, de hecho, la UE ya le había reprochado a la comunidad gallega hace cuatro años el bajo porcentaje de residuos que reciclaba.

El Plan de Xestión de Residuos Urbanos de Galicia sufrió varias modificaciones, incluso antes de ser aprobado. En un principio, se barajaba la opción de construir un segundo gran complejo, como el que Sogama tiene en Cerceda, pero en el sur de Galicia y llegó a elegirse incluso la población de O Irixo (Ourense). Sin embargo, esa opción se descartó por la fuerte contestación social que generó el proyecto.

Finalmente se optó por acometer una ampliación en Sogama y complementarlo con una red de plantas de reciclaje distribuidas por todo el territorio. La planificación incluía seis centrales de compostaje y una de selección de envases ligeros. Y de forma adicional se preveía la apertura de microplantas municipales de pequeño tamaño para convertir la basura orgánica en compost.

En 2014 se hizo una primera modificación del Plan de Residuos y se revisó el mapa de infraestructuras necesarias para alcanzar el objetivo de reciclaje, que en ese momento estaba fijado en el 30% de toda la basura que se genera. De siete plantas se pasó a un total de once: diez de compostaje y una de envases ligeros.

Para construir estas centrales la Xunta calculaba que sería necesaria una inversión de 123,4 millones de euros, más otros 11,4 millones para las microplantas de compostaje. Pero finalmente, la Xunta tuvo que elevar del 30% al 50% su objetivo de reciclaje por mandato del Gobierno central, de manera que rediseñó la red de infraestructuras y añadió el pasado mes de diciembre una más de compostaje (con un coste de 10,1 millones de euros) y otra de envases ligeros (nueve millones).

El documento establecía que las localizaciones definitivas de las instalaciones de tratamiento se establecerían durante el proceso de implantación del plan, mediante los estudios y evaluaciones necesarias para obtener "la ubicación más óptima y justa ambiental, económica y socialmente, y la más adecuada para la gestión global de los residuos de Galicia".

Sin embargo, desde la aprobación del Plan de Xestión de Residuos no se ha determinado su ubicación ni hay ninguna proyectada. La Xunta lo achaca a la falta de iniciativa privada y de los concellos para ponerlas en marcha y reitera que el Gobierno gallego "mantendrá su apoyo a la colaboración con aquellas iniciativas basadas en el reciclaje".

De momento, la única actuación que ya está en marcha de las contempladas en el Plan de Xestión de Residuos es la ampliación de Sogama. Con un presupuesto de 275 millones de euros se mejorará la planta actual en el concello coruñés de Cerceda y se construirá una nueva destinada al reciclaje que permitirá tratar materiales como el cartón o el plástico que ahora no tenían cabida en la planta de Cerceda. Esto permitirá elevar la capacidad de reciclaje de los residuos contenidos en la bolsa negra del 5% al 15%.