En Galicia se dan "las condiciones perfectas" para una eventual ola de incendiosGalicia incendios. Así lo reconocen los expertos, que explican que la ausencia de lluvias de las últimas semanas -tampoco hay previsión de precipitaciones al menos en lo que queda de mes de abril-, el suelo y la vegetación secos y la presencia del viento -ayer se activó la alerta naranja por fuertes rachas- incrementan el riesgo de fuegos forestales en la comunidad durante las próximas jornadas.

"En Galicia empiezan a repuntar los incendios cuando llevamos 10-15 días sin llover", explica Serafín González, presidente de la Sociedad Galega de Historia Natural. "La clave -sostiene- es el número de días consecutivos sin llover". Esta mañana de jueves en Galicia hay tres incendios activos, todos en la provincia de A Coruña, en los concellos de As Pontes, Boiro y Negreira.

El pasado invierno fue uno de los más secos que se recuerdan en Galicia. Como consecuencia, la Xunta decretó por primera vez en un mes de enero la prealerta por sequía, que todavía continúa activa.

Alejandro Álvarez, presidente de la Asociación pola Conservación do Ecosistema Forestal Galego, es de la misma opinión que Serafín González cuando apunta que el riesgo de incendios se incrementa cuando pasan varias semanas sin llover, independientemente de la estación en la que se esté. "Aunque no hubiese llovido en invierno, con el buen tiempo y la ausencia de lluvias de las últimas semanas, habría habido los mismos incendios", advierte.

En lo que va de año, en la comunidad se han producido 22 grandes incendios que arrasaron más de 1.000 hectáreas. 2016 se cerró con 2.400 fuegos en la comunidad que calcinaron 21.112 hectáreas, el doble que el ejercicio anterior.

Los expertos coinciden en que se dan "las condiciones perfectas" para que haya una ola de incendios en los próximos días. Eso sí, dependerá del factor humano porque, como recuerda el presidente de la Sociedad Galega de Historia Natural, "el 90% de los fuegos que se producen en Galicia no son de origen natural sino por la actividad humana".

Para el edafólogo Avelino Núñez "la sequedad o escasez de humedad hacen más fácil la combustión desde que se inicia". "Para que se inicie y se propague, las temperaturas elevadas -detalla- son determinantes, especialmente si van acompañadas de vientos relativamente intensos y se agravan sobremanera en caso de incendios provocados",

El presidente de la Asociación pola Conservación do Ecosistema Forestal Galego sostiene que "si no llueve y está nublado no es tan seria la situación, pero si no llueve, hace sol y hace viento se dan las condiciones perfectas para un incendio".

Alejandro Álvarez explica que en esta época como las hojas de los árboles no han terminado de brotar los rayos de sol llegan al suelo y lo secan y si además hace viento lo secan aún más. "Todo esto lleva a que los incendios sean más virulentos", confirma.

Ante esta situación el verano se presenta complicado para los bosques gallegos, aunque como asegura Serafín González depende de cómo venga la meteorología y "de cómo vengan repartidas las lluvias en los próximos meses". Porque, según advierte, "tampoco vale que llueva mucho una semana y se pasen dos o tres sin caer una gota". "Si hay un par de semanas sin lluvia seguro que hay incendios", vaticina.

Para Avelino Núñez, independientemente de la situación actual, si en el verano se dan varios días, por ejemplo, en torno a una semana, con temperaturas muy elevadas y ausencia de precipitaciones, como es frecuente en algunas zonas de Galicia, " el riesgo de incendio es extremo", como -apunta- "ocurre prácticamente todos los años en algún momento del verano".

Ante la ausencia de lluvias, el suelo también está sufriendo. "El déficit de precipitación hasta el momento no favorece el crecimiento de la vegetación. La reserva de agua del suelo también se resiente, y puede incrementar el nivel de estrés hídrico por falta de agua disponible para los vegetales en zonas no regadas artificialmente", explica.

"En otras zonas de España las reservas de agua de los ríos son de nieve. En Galicia no. Aquí depende del agua de lluvia. El terreno funciona como una esponja hasta que se satura. Y cuando excede empieza a recargar los acuíferos y después los ríos. Esto no ha pasado este año. No ha habido esa recarga de acuíferos porque no ha llegado a saturarse. Y eso es un problema", afirma Alejandro Álvarez.