La Xunta activó por primera vez la prealerta por sequía en pleno invierno debido al bajo caudal de ríos y embalses, aviso que se mantiene este mes, que va camino de convertirse en el abril más seco de la historia con, por ahora, solo un día de lluvia con apenas dos litros de agua por metro cuadrado. La meteorología preocupa mucho este año en el campo gallego y los agricultores y ganaderos tienen todas sus esperanzas puestas en el agua que pueda caer el próximo mes de mayo.

Y es que las previsiones apuntan que en lo que queda de abril el anticiclón seguirá en la comunidad, por lo que las probabilidades de precipitaciones son muy bajas. Mayo será un mes clave para el campo gallego. Para que la falta de agua no eche a perder las cosechas de verano, los sindicatos calculan que tendría que llover por lo menos la mitad del mes.

El secretario de Agricultura de Unións Agrarias, José Ramón González, alerta de que si mayo también es un mes seco se perderá hasta el 60% de la cosecha de patata de A Limia, zona en la que de media se recogen cada año 100.000 toneladas de tubérculo. En la misma medida puede verse mermada la producción de los viñedos, a los que en época de floración pueden dañarlos tanto los golpes de calor y una sequía excesiva como las tormentas intensas.

Forraje y juerta

El forraje y, en menor medida, los cultivos de huerta también se verán perjudicados si se prolonga la sequía el mes que viene. Por eso, los sindicatos instan a la Xunta a que empiece a tomar medidas para indemnizar a los afectados llegado el momento. Apuestan además por sistemas de riego más eficientes, pero advierten de que esas medidas no serán una realidad a corto plazo.

Desde el Sindicato Labrego Galego (SLG), su secretaria xeral, Isabel Vilalba, aclara que aunque Galicia no es de las comunidades con las que más se ceba la sequía, en el interior del país "tienen infraestructuras de regadío que en Galicia no existen".

Al margen de lo que llueva el próximo mes, el sector ya ha recibido un aviso de los efectos de la sequía de este año. En el primer corte de hierba para ensilado realizado este mes los ganaderos constataron pérdidas de hasta un 40%. Los agricultores avisan de que las expectativas no son buenas para el segundo corte que se hace en verano por lo que, al reducirse el forraje, los productores se verían obligados a incrementar el gasto en otros insumos para alimentar el ganado, encareciendo así los costes de producción. "Como no llueva no hay margen para que la hierba vuelva a crecer", advierte Vilalba.

En el caso de la patata, González aclara que, de las dos áreas productoras más importantes en Galicia, la de A Limia será la más perjudicada porque depende más del regadío. Pone como ejemplo que si en una hectárea se recogen 20.000 kilos, si se riega se pueden obtener 50.000. En el área de Bergantiños, además de contar con un clima más húmedo y temperaturas más suaves que en la provincia de Ourense, la cosecha solo varía un 20% en función del agua que reciba. Como la producción en A Limia es cinco veces mayor que en Bergantiños, la media gallega de pérdida por la sequía superaría el 50%. Para las patatas tempranas que ya se recogen el próximo mes será clave que llueva cuanto antes para que terminen de crecer, igual que para las que se empezarán a sembrar ahora en las principales áreas productoras.La huerta, "salvable"

En la huerta, las lechugas, los tomates o los pimientos también necesitan agua, pero como en la mayoría de los casos la extensión es menor que en otros cultivos, no se esperan tantos problemas. La producción, auguran, es aún "salvable". Hace dos años, los ecologistas gallegos ya presagiaron esta situación y aconsejaban a los agricultores que optasen por variedades más resistentes a las altas temperaturas para combatir el cambio climático.