"La muerte absurda es la de la carretera". Bajo esta premisa, el jefe del Subsector de Tráfico en la provincia de A Coruña llama a evitar riesgos al volante para lograr que un accidente en carretera sea solo eso. Un accidente y no consecuencia de una copa de más, una velocidad excesiva o una distracción. Pese a la caída de la accidentalidad mortal, el capitán Formigo califica de "preocupante" el balance en la provincia y apuesta por la concienciación y no por una mayor penalización para reducir las negras estadísticas.

-¿Qué particularidades presenta la accidentalidad en las carreteras de A Coruña respecto al resto del territorio gallego?

-La provincia de A Coruña es la más importante en población y sus vías y kilómetros y los núcleos de población también son más. Todos estos factores provocan que el nivel de circulación sea mayor y que la provincia de A Coruña sea la que más accidentalidad registra. En lo que va de año, tenemos el doble de siniestros mortales que en Pontevedra y tantos como las otras tres provincias juntas. Es preocupante.

-¿Cuál es el perfil de conductor multirreincidente?

-No hay un perfil tipo. Estamos detectando casos de conductores que han perdido todos sus puntos y en vez de esperar a recuperarlos cogen igualmente el vehículo. Falta tomar conciencia de que si le han retirado el carné, no pueden conducir. En Galicia no se asumen las consecuencias de esa irresponsabilidad.

-Uno de las causas de la multirreincidencia es el alcohol. ¿Cuál es la tasa de positivos?

-Más del 30% de los conductores responsables de accidentes de tráfico mortales en Galicia, fallecidos o no, dan positivo en alcohol. Si logramos rebajar esta tasa en un 20 o 30%, las muertes se reducirían más de un 60%. Esa es la prioridad de la Agrupación. Para atajar este problema tenemos que estar visibles y activos a cualquier hora del día y en cualquier carretera. Es imposible estar en todos los sitios a la vez, pero habrá algunos que por el hecho de que se sepan de un control de alcoholemia no saldrán con el coche. Para eso, que usen las redes sociales. Pero no para evitar el control yendo por un camino y acabar cayendo en una tajea y ahogarse. Ha aumentado la accidentalidad en carreteras convencionales e incluso caminos vecinales porque se intenta escapar de un control. La muerte absurda es la de la carretera.

-¿Qué castigo resulta más efectivo para los reincidentes?

-La pena penal actual es suficiente. Y además queda un antecedente en el historial de la persona que va al juzgado. Los trabajos en beneficio de la comunidad deberían enfocarse en las campañas de concienciación, obligando a los reincidentes o implicados en accidentes graves al reparto de folletos e incluso al mantenimiento de las vías.

-¿Surte más efecto la multa o la retirada de puntos?

-A la gente en España le duele más lo económico. El miedo a perder los puntos afecta más a quienes tienen trabajo que a los que están en paro. Yo me iría a la política de algún país como Finlandia donde las sanciones son acordes a los ingresos. No es lo mismo una sanción de 100 euros para una persona que se ha quedado en el paro que a otra que tiene un poder adquisitivo grande. Finlandia lo aplica desde hace años y nadie ha puesto en tela de juicio que eso no funcione. En ese campo habría que trabajar. Si se produce un delito, la sanción que impone un juez en España tiene en cuenta las percepciones que cobra el imputado. Tal y como recoge el Código Penal, la sanción se individualiza y tiene en cuenta la situación económica del infractor. ¿Si se valora desde el punto de vista penal por qué no desde el administrativo? Debería existir la individualización de la sanción en la vía administrativa porque la gravedad que le vamos a imponer a una persona por una misma infracción es mayor.

-¿Cuáles son las vías más conflictivas en cuanto a velocidad?

-No podemos decir que haya zonas donde se corre más, que si en A Coruña, Ferrol, Santiago... Tenemos muchos puntos conflictivos donde se concentra la accidentalidad. Estudiamos cada tramo y vemos qué servicio hacer. En unas zonas intensificamos el radar por velocidades inadecuadas o en vías secundarias y caminos se refuerza la vigilancia del cinturón.

-¿Cuál ha sido la velocidad más alta interceptada?

-Un conductor a 235 kilómetros por hora en la AG-64, la que va hacia As Pontes. Es el récord de la provincia. Fue el año pasado. Luego hay casos de conductores a 205 km/h en zonas como el corredor del Barbanza o en la AG-55, que va a Ribeira. Las consecuencias de un accidente a esas velocidades son catastróficas. Hacemos informes a los titulares de las vías a través de las Jefaturas de Tráfico en los que solicitamos alteraciones de señalización. Todas las semanas se elevan cuatro o cinco, la mayoría son de revisiones de velocidad a la baja, pero allí donde se ve que no hay ya apenas vecinos y la vía no entraña riesgo se propone elevar el límite, por ejemplo, de 60 a 70 ó 80 km/h.

-Este año Galicia tendrá al menos cuatro nuevos radares fijos, uno por provincia. ¿Dónde se plantea ubicar el de A Coruña?

-Aún se está debatiendo. Estos nuevos radares tienen un sistema movible que te permite desanclar en cualquier momento y ubicarlo en otro punto. Soy partidario de que se pueda mover de un lado a otro. De hecho es lo que nosotros hacemos durante un servicio. Y no porque queramos que caiga mucha gente sino para que nos vean en muchos sitios a la vez porque eso lleva al conductor a no bajar la guardia y ser conscientes de que podemos estar en cualquier punto. No importa el volumen de denuncias que se hagan; lo importante es que con todos los que han pasado por ese control se logre reducir la velocidad media y así minimizar las consecuencias si llega a producirse un accidente.

-¿Es partidario de que estén visibles los radares móviles o apuesta por el factor sorpresa?

-Todos los radares se anuncian. Pero el móvil va circulando. El hecho de anunciarlo no implica que se sepa dónde está exactamente, ya que puede estar en el kilómetro 4 o en el 14. Debemos trabajar con los trípodes y los coches camuflados en las zonas sensibles.

- ¿Se esconden los radares para sorprender a más conductores?

-No se esconden detrás de ramas, setos, contenedores o columnas. Hay sitio suficiente en las carreteras para poner un trípode, lo que ocurre es que es un dispositivo casi indetectable porque es una estructura metálica pequeña. Lo único que tiene que hacer el conductor es respetar el límite, es lo que lo va a prevenir de la muerte.

-En el caso del alcohol y las drogas, ¿se ha tomado conciencia del riesgo y se utiliza la figura del conductor alternativo o se usa el transporte público?

-En A Coruña ciudad, por ejemplo, los fines de semana el servicio de taxi funciona de manera cotidiana. En zonas en las que este tipo de vehículo alternativo no es posible, donde la juventud se mueve 40 kilómetros para ir a zonas de marcha, se ha incrementado la figura del conductor alternativo. El nivel de alcohol se ha mantenido incluso en algunos casos ha descendido, pero la ingesta de drogas ha aumentado. La gente tiende a igualar la ingesta de drogas a la de alcohol, pero las drogas no se metabolizan igual. Se está detectando la presencia de drogas que se han consumido dos o tres días antes.