Más recaudación, aunque menos recibos. Así que los que pagan, pagan más. Entre otras cosas, por posibles reformas o cambios de uso en los inmuebles declarados ya antes, o porque las infraestructuras agroganaderas pesan más en la recaudación que un huerto pequeño. La cuota media del IBI rústico en Galicia en 2006 eran 3 euros. La cuantía no ha dejado de subir. En 2013 empezaron los ascensos más contundentes, cuando se situó en 8,2 euros. Un año después eran ya 14,8 euros; hasta 18 euros en 2015; y 21,3 euros en 2016, según el cruce de datos de recibos y recaudación del Catastro.

En tipo medio que se está aplicando para el IBI rústico varía mucho entre los concellos, que tienen un margen legal que va del 0,3% al 0,9%. Entre los concellos de la provincia de Pontevedra la media es del 0,392, la más baja de toda Galicia. La más alta está en los municipios coruñeses, con un 0,533. En Ourense ronda el 0,49; y en Lugo, el 0,497.

El Ministerio de Hacienda abrió recientemente la puerta a revisar la sujeción al IBI de las instalaciones agroganaderas. La discusión se hará en la comisión de expertos que analiza la reforma del sistema de financiación local.