Podemos se resiste a ceder su cuota de poder político en las alianzas con otras fuerzas y extenderá a las confluencias municipales su orden de someterse a su disciplina y directrices a sus miembros que participen en ellas. La iniciativa ya se ha aplicado en Galicia, donde los siete diputados que forman parte del partido morado dentro de En Marea han sido conminados a garantizar por escribo su lealtad, asumiendo que se trata de cargos de Podemos independientemente de su participación en una alianza. En caso de negativa, la consecuencia más probable sería la expulsión.

El partido liderado por Pablo Iglesias defiende su colaboración con las fuerzas del espacio de la confluencia, con las que compartió candidaturas en las elecciones generales en Galicia, Valencia y Cataluña, así como en cientos de propuestas municipales hace poco dos años.

En septiembre pasado, Iglesias cedió a última hora para franquear una barrera en las autonómicas gallegas inédita hasta entonces. En lugar de suscribir una coalición, sus integrantes se unieron a En Marea, bautizado por sus impulsores como un partido instrumental. Este aspira a funcionar de manera autónoma, pero Podemos rechaza perder cualquier control sobre sus participantes en él, a pesar de que, formalmente, dependen de En Marea. El acuerdo electoral, por tanto, no serviría para evitar el funcionamiento de facto del grupo parlamentario gallego como una coalición.

Siete de los catorce integrantes de la segunda fuerza política de Galicia recibieron ya un documento en que se les conmina a reconocer que se trata de cargos de Podemos, asumiendo así sus directrices políticas y códigos éticos y de donaciones salariales, como adelantó ayer este periódico. Según las fuentes consultadas, serían dos diputadas las que habrían mostrado recelo a asumir esa tesis -Luca Chao y Paula Quinteiro-, aunque la discusión sigue abierta.

El documento de la organización morada no se quedará ahí y será enviado a todas las confluencias para que sus ediles en alianzas municipales certifiquen su vinculación orgánica como cargos institucionales.

Bastón de mando

La decisión se produce a dos años de repetir cita con las urnas en los municipios y autonomías, en la que la izquierda rupturista gallega aspira a mantener los tres símbolos de su irrupción en política: las Alcaldías de A Coruña, Santiago y Ferrol. La dirección estatal de Podemos quiere mantener su participación en esas alianzas, pero considera que aporta un valor añadido a través de su presencia, al igual que a cargos que logran puestos en las listas por su vinculación a sus siglas. Y rechaza renunciar al control orgánico sobre estos.

Por otra parte, la corriente Xuntos Podemos condenó ayer la inhabilitación un año de Celtia Traviesas, miembro del Consello Cidadán Autonómico (CCA), por enviar un comunicado en que los críticos en este órgano reasignaban funciones del partido. Tachan de "inadmisible" una "purga" por parte de la dirección gallega, que vincula con su deseo de recuperar el "control" sobre el CCA.