Durante la crisis, los ayuntamientos gallegos comprobaron que sus ingresos se reducían a niveles mínimos. Además de recortar los gastos, como por ejemplo la inversión que la rebajaron un 41% desde el arranque de la recesión, tuvieron que intentar aumentar los ingresos para cuadrar las cuentas. Y todos optaron por subir la presión fiscal sobre sus habitantes. El Ministerio de Hacienda ha puesto cifras a ese incremento: desde 2008, año del inicio de la crisis, hasta 2016, elevaron la recaudación a través de las tasas y los impuestos un 68% al pasar de los 231 euros de media que pagaba cada gallego en 2008 a los 389 del ejercicio pasado, según los datos de liquidación de los presupuestos de los ayuntamientos correspondiente a 2016.

La presión fiscal por habitante incluye los impuestos directos (IBI, contribución, impuesto de vehículos, el IAE o el impuesto de actividades económicas) y los indirectos (el Impuesto de Construcciones Instalaciones y Obras) y las tasas (recogida de basura, abastecimiento de agua, licencias urbanísticas, tarifas de actividades deportivas o culturales o el canon que se abona por colocar las terrazas).

Si a nivel gallego la subida de la presión fiscal superó el 68%, a nivel provincial presentó diferentes comportamientos, aunque en las cuatro el incremento estuvo por encima del 40%. El mayor aumento de las tasas y los impuestos se produjo en los municipios de la provincia de Lugo donde se duplicó la cifra y la subida alcanzó el 116% (de 201 a 436 euros por habitante). Les siguieron los de Ourense con un 64% (de 233 a 384); los de A Coruña (54%, de 253 a 392) y los de Pontevedra (43%, de 239 a 343).

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Ciudades

En las siete grandes ciudades también subieron los impuestos en los últimos ocho años, aunque en ninguna lo hizo por encima del 25%. Ourense fue la que la mayor presión fiscal ejerció sobre sus habitantes en 2016 (746 euros) y también la que más la aumentó desde 2008: un 23%. La segunda con más impuestos fue la de A Coruña. Sus ciudadanos pagaron, de media, 625 euros (un 9,2% más). Le siguió la de Pontevedra, con 615 euros (un 15,3% más). Por debajo de los 600 euros se situaron Lugo (584, 11,8% más), Vigo (549, 6,8% más) y Ferrol (399, 8,4% más). Santiago no presentó aún la liquidación de su presupuesto de 2016.

El de Ourense es también el decimocuarto concello con mayor presión fiscal de los 314. Lideró la clasificación Vilariño de Conxo. Su más de medio millar de habitantes pagaron 2.084 euros de media en impuestos. Les siguieron dos municipios de Lugo, Xove y Cervo, con 1.697 y 1.175 euros por habitante, respectivamente. El primer ayuntamiento de la provincia de A Coruña con más impuestos fue el de As Pontes, con 1.103 euros. Por la parte de debajo, los que tuvieron menos presión fiscal fueron A Peroxa (163 euros por habitante) y Cervantes, A Bola y Dodro, con 180.

De los 20 concellos con más impuestos por residente, nueve están en la provincia de Ourense; seis en la de A Coruña; tres en la de Lugo y dos en la de Pontevedra. De esta veintena una docena tiene menos de 5.000 habitantes y solo Ourense y Arteixo sobrepasan los 30.000.

En cuanto a los 20 con más inversión por habitante, 11 están en Ourense; cuatro en A Coruña y Lugo y solo uno en Pontevedra. De esos 20, la mitad tienen menos de 1.000 vecinos y solo Oza-Cesuras sobrepasa los 5.000.

Los ayuntamientos gallegos recaudan de sus ciudadanos, pero también gastan en ellos. De media, los concellos invirtieron en 2016 casi 100 euros por habitante (96). Por encima de la media se situaron los de Lugo (114 euros) y Ourense (107) y por debajo, los de A Coruña (94) y Pontevedra (69).

Los gastos en inversiones también han pasado factura durante la crisis. Entre 2008 y 2016 el recorte fue del 41%. En los municipios de A Coruña casi alcanzó la mitad (49%, de 187 a 94 euros por habitante). También se superó el 40% en Pontevedra (45% de 127 a 69). En Lugo y Ourense el recorte estuvo por encima del 30%: en Ourense, el 38% (de 175 a 107) y en Lugo, el 34% (de 173 a 114).