Si de aquí a octubre no llueve con cierta generosidad, "la situación será muy complicada" y los problemas de abastecimiento que empiezan a registrar algunas localidades del interior de Pontevedra, como Lalín, y de Ourense se agravarán y se extenderán a otros puntos de la comunidad. Es el diagnóstico del experto en recursos hídricos y profesor de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Jorge Dafonte, que alerta de que los niveles de los acuíferos son más bajos que otros años. En caso de persistir la escasez de precipitaciones, las más afectadas, al menos en primera instancia, serán las poblaciones del rural que se abastecen de manantiales y pozos.

Dafonte puntualiza que, además, siempre hay un cierto retraso entre que caen las lluvias y el agua llega a las capas más profundas para alimentar esas reservas. Aunque empiece a llover a mediados de septiembre, en estos manantiales pueden producirse problemas de suministro varias semanas después, ejemplifica.

Las ciudades y localidades de mayor tamaño, en cambio, tienen sus sistemas mejor dimensionados por lo que disponen de "más capacidad para aguantar".

Pese a las elevadas temperaturas de los últimos días, el experto explica que las precipitacions de este verano están siendo las habituales y los valores térmicos más bajos que en 2016. El problema es que el año hídrico (de octubre a septiembre) está siendo "anormalmente seco", lo que merma tanto las reservas como el caudal de los ríos.

En todo caso, expone Dafonte, la situación varía mucho a lo largo de la comunidad, por lo que las medidas a tomar tendrán que adaptarse a cada circunstancia concreta. Los embalses de la cuenca Miño-Sil están al 59%, ocho puntos menos que la media de los últimos 10 años; mientras que la de Galicia Costa está al 63,2%, frente al 68,7% de media de la última década.

Desde Coxapo, asociación que aglutina a comunidades de usuarios de aguas traídas que abastecen a 78.000 viviendas del ámbito rural, comentan que la situación de sus socios es normal, salvo casos puntuales en Vilaboa y As Neves. No obstante, su fundador, Rafael Carrera, coincide con el experto en recursos hídricos en que si no llueve en las próximas semanas habrá "problemas serios". "Septiembre, o seca fuentes o se lleva puentes" -dice echando mano del refranero- "y la previsión de este año es que seque fuentes".

De momento, Lalín ha anunciado que habilitará camiones cisterna si no llueve en el plazo de una semana, mientras que varios concellos de A Limia, Valdeorras y las zonas altas de la provincia ya necesitan medidas extraordinarias para garantizar el suministro.

En este contexto, la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp) avanza que, en el marco de la reunión con Augas de Galicia sobre el "pacto del agua" que se celebrará en las próximas semanas, pondrá encima de la mesa la cuestión de la sequía, a fin de debatir posibles soluciones de cara a próximos episodios.

La Xunta mantiene la prealerta por sequía desde enero de ese año; la evolución meteorológica impondrá si es preciso decretar la alerta.

El ganado, sin agua

Los humanos todavía no han sufrido restricciones de agua para el consumo, pero las vacas de las zonas de Ourense más afectadas por la sequía sí se están viendo perjudicadas. El secretario xeral de Unións Agrarias, Roberto García, denuncia el "drama de la falta de alimentos y de agua" para el ganado debido al secado de pozos y manantiales. García critica que la Consellería de Medio Rural reconozca que la falta de agua dificulta la lucha contra los incendios pero, en cambio, no habilite medidas especiales para proteger la cabaña bovina.

A la falta de forraje para alimentar a los animales se suma que los ganaderos se ven obligados a desplazarse a los ríos para darles de beber, con el riesgo de ser multados por el Seprona.

Por ello, Unións Agrarias reclama que la Xunta contribuya a abastecer de alimentos al ganado e impida que se produzcan las citadas sanciones.

García señala que, en estos momentos, la sequía en el Macizo Central de Ourense, A Gudiña o Viana do Bolo está acarreando problemas mucho mayores para las explotaciones ganaderas que para la producción agrícola.