Ríos como el Miño y el Sil con bajo caudales de agua, embalses a un 58% de su capacidad, casi 9 puntos por debajo de la media de la última década, un promedio de lluvias en Galicia un 40% menor de lo habitual y municipios de Ourense y Pontevedra recurriendo a camiones cisterna para abastecerse ante la carencia de agua. Es el panorama, de prealerta, que se dibuja casi al término del mes de agosto y que podría derivar en la declaración del estado de alerta por sequía a partir de septiembre.

La Confederación Hidrográfica Miño-Sil (CHMS) fijará la decisión en la reunión que mantendrá la oficina técnica el 1 de septiembre para evaluar si es necesario pasar a un estado de alerta que, entre otras cuestiones, podría traducirse en restricciones del uso del agua para usos que no fueran prioritarios.

Francisco Marín, presidente de la CHMS, confía en que finalmente no se establezca una situación de alerta por sequía, ya que a pesar de las carencias que están sufriendo algunos municipios, los niveles aún se mantienen "aceptables" debido, sobre todo, a las altísimas precipitaciones que se registraron en 2016. En caso de que se decretase la alerta por sequía, sostiene que no tendría que suponer excesivos inconvenientes, más allá de los que ya se han comenzado a registrar en algunos municipios, con cortes puntuales o un mayor control del agua en la limpieza de vías o en el riego. "En septiembre los cultivos han completado ciclo y ya casi no precisan agua, por lo que la situación en cuanto a esto no sería muy significativa, y en cuanto al abastecimiento, está asegurado, aunque puede haber problemas en algunos ayuntamientos que tendrán que recurrir a camiones cisterna", explica.

El trasiego de camiones cisterna con agua ya se ha comenzado a ver esta semana en algunos municipios de Ourense y de Pontevedra. Una situación que no solo se deriva de la escasez de lluvias. Marín alude a otras causas complementarias, como el incremento de población en verano y el abastecimiento que numerosos municipios tienen centralizado en pequeños acuíferos, más sensibles a la falta de lluvias, informa Europa Press.