La pérdida de peso del sector agrario dentro de la actividad económica gallega se ha agudizado en los últimos tiempos. El sector no escapa de la dinámica de despoblamiento del rural y en apenas diez años ha perdido 19.940 afiliados a la Seguridad Social, lo que representa un descenso del 34,6%. Aunque el sector agrario tira con más brío de la actividad económica en Galicia que en otras comunidades autónomas, sufre una hemorragia de mano de obra que, lejos de atajarse, se está prolongando en el tiempo, tal y como reflejan los datos más recientes. En los últimos doce meses el sector ha perdido casi un millar de cotizantes, 962 (un 2,49% del total), que contrasta con la dinámica que atraviesan el resto de sectores. En el mismo periodo la Seguridad Social gana 1,68% afiliados, que llevan a positivo el saldo en prácticamente todas las ramas de la actividad. De hecho, ningún otro de los grandes sectores de la economía gallega sufre tal descenso en el número de trabajadores.

Las que más se le acercan son el de confección de ropa, que ve cómo el número de afiliados se reduce un 1,6% en los 12 últimos meses, y del sector financiero, inmerso en plena reestructuración, que registra un descenso del 2,11% desde julio de 2016. Aunque las series de afiliación indican que la agricultura y la ganadería han reducido su peso sobre el total de empleos existentes en Galicia hasta el 3,8%, el dato pasa por alto una de las particularidades que atraviesa el sector y que demuestran que su relevancia sobre la carga laboral es superior. Y es que, mientras que la jornada laboral que, de media, realizan los trabajadores gallegos a lo largo de una semana ronda las 38,5 horas, según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), en el caso del sector agrícola y ganadero, la cifra se dispara hasta las 51,1 horas.