La huelga de examinadores desde mediados de junio ha provocado la suspensión de 86.000 exámenes prácticos de conducir en toda España. Con tres paros semanales de lunes a miércoles en las dos últimas semanas de junio, todo julio y lo que va de septiembre, en Galicia el número de alumnos afectados asciende a los 7.200 debido a una media de más de 300 que cada día de huelga se quedan sin examinar. El motivo del conflicto entre el colectivo y el Gobierno central se debe al aumento del sueldo en más de 200 euros, que según los manifestantes, desde la Dirección General de Tráfico, le prometieron ya para 2015. La situación ha provocado un descenso de hasta el 80% en las matriculaciones en las autoescuelas gallegas y a nivel estatal pérdidas de más de 42 millones de euros. Por eso, la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) ha enviado a la DGT una solicitud para declarar "ilegal o abusiva" la huelga. Mientras se tramita esta petición y continúen los paros semanales, la organización insiste en la necesidad de instaurar unos servicios mínimos del 77% al considerar que la labor que prestan los examinadores es "esencial".

La semana que viene la situación podría agravarse porque además de los paros de lunes a miércoles convocados por la Asociación de Examinadores de Tráfico (Asextra), el sindicato CSIF ha convocado otras dos jornadas de huelga todos los jueves y viernes, lo que supondría quedarse sin exámenes toda la semana si los trabajadores también los secundan. El comité de Asextra aclara que "no desaconsejan ni secundan" la propuesta del CSIF y que cada empleado tendrá la libertad de apoyarla o no.

Desde la Federación Gallega de Autoescuelas, su presidente José Manuel López Marín, denuncia que los centros de conducción y los alumnos son los perjudicados por este "tira y afloja" entre este grupo de funcionarios y el Ministerio del Interior del que dependen. El Gobierno central ya dio por finalizada la negociación insistiendo que no revocará su negativa a incrementar los salarios porque la prioridad es ampliar las plantillas. Y mientras el conflicto sigue enquistado y los paros siguen, las autoescuelas de la comunidad lamentan que están al borde de la ruina con muy poco margen para evitar el cierre.