"En mi casa, las patatas las recogen mis padres, los vecinos y hasta los niños. Es lo normal en el rural gallego", defendió ayer la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, ante la apertura de expedientes por parte de inspectores del Ministerio de Empleo por el empleo de personal no contratado en la recogida de patatas y en las labores de vendimiaexpedientes inspectores del Ministerio de Empleopersonal no contratadorecogida patatas vendimia. Los afectados defienden que son familiares, amigos y vecinos que se prestan a ayudar pero sin contraprestación económica ninguna de por medio. Y mucho menos se trata de empleados sin contrato.

La titular de Medio Rural pidió a los inspectores de Trabajo, que en algunos casos han realizado su labor acompañados de efectivos de la Guardia Civil, que "sean conscientes de la realidad gallega", y ésta pasa porque es "una tradición que los viticultores se ayudan unos a otros, y las familias ayudan a realizar labores en el campo los fines de semana. Ocurre con la patata, el vino, el ensilado del maíz...". "Es una tradición que hay que respetar y por supuesto tenemos que salvarla", remarcó Ángeles Vázquez.

La máxima responsable de Medio Rural ya ha solicitado a su equipo que le informe de los expedientes abiertos por el Ministerio de Empleo. "Me tengo que preocupar por mi sector", alegó para defender su intervención ante la polémica suscitada por las posibles multas a las que se enfrentan productores por solicitar la ayuda de amigos y vecinos para recoger la patata o la uva. Ángeles Vázquez se posiciona con ellos. "Es lo normal. Lo veo normal porque soy del rural", aseveró ayer a preguntas de los periodistas. Eso sí, siempre que se trate de una colaboración desinteresada de familiares y amigos, y como se ha hecho durante décadas en Galicia. Es costumbre en muchos lugares y familiares reunirse los fines de semana para recoger las patatas o las uvas y aprovechar para celebrar una comida familiar y de amigos, con la que los dueños de las plantaciones agasajan a sus colaboradores. También es normal que los vecinos de una parroquia se junten para recoger las patatas. Un día van todos a una finca, y otro día, a la de otro vecino.

La conselleira marcó la diferencia, en todo caso, con casos de productores que tengan trabajadores temporales "sin estar asegurados". Vázquez entiende que en el campo gallego debe haber controles como los hay en otros sectores, por ejemplo el de la hostelería, "por el bien del sector y de los trabajadores".

"Es cierto que cada día más la agricultura y la ganadería en Galicia es cada vez más profesional y se contrata personal para la vendimia y la recogida. Son inspecciones rutinarias", afirmó. Los sindicatos y los productores admiten que haya inspecciones, pero que los controles sean a los grandes productores, pero no a los pequeños.

Las inspecciones en la vendimia de Monterrei y Ribeiro y en la recogida de patata en A Limia, donde los funcionarios de Trabajo piden DNI o libro de Familia a quienes encuentran en las fincas, preocupa al resto del sector. El presidente de Horsal, una cooperativa agraria de Cambados que cerró el pasado año con una facturación de tres millones de euros y la venta de 2.300 toneladas de mercancía, manifiesta que "con los márgenes de ganancias tan reducidos en los que nos movemos, si ni siquiera podemos echar mano de los familiares o vecinos en algún momento del año el campo dejaría de ser sostenible". Alberto Amil plantea que hay infracciones "mucho más graves de las que ocuparse", y plantea que en cualquier caso los agricultores no hacen un uso abusivo de las colaboraciones familiares.