Cuatro comarcas de A Coruña, dos de la zona costera de Pontevedra y toda el área del Miño y el Sil se encuentran en alerta por sequía. Esta situación significa que se establecerán medidas preventivas para controlar el uso del agua y la situación de ríos y embalses, pero que en ningún caso afectarán al abastecimiento para los ciudadanos. La última vez que se habló de sequía en Galicia fue en la primavera de 2012, provocada por la falta de lluvias.

Las cuencas afectadas son las del río Mero y los otros ríos que desembocan en la ría de A Coruña; el Mandeo y los cursos fluviales que van a la ría de Betanzos y los ríos Verdugo, Baíña y Lagares; los de Oia y O Rosal que vierten en la costa atlántica; la cuenca del río Castro y la que crean los ríos Xallas y Cee.

A estas hay que sumar toda la cuenca de los ríos Miño y Sil, que gestiona de la Confederación Hidrográfica dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, y cuyos indicadores están un 40% por debajo de la media.

Los cursos y masas de agua del oeste de la comunidad, sin embargo, dependen de la Xunta que está haciendo especial seguimiento a las cuencas del Lérez y del Ulla, que han visto empeorar su situación en los últimos meses. Galicia lleva en prealerta de sequía desde el pasado mes de enero.

En el caso de la zona de costa Atlántica la alerta se decretará oficialmente el próximo viernes, cuando se reúna el Consello Reitor de Augas de Galicia. En él se sientan todas las partes implicadas en la gestión del agua en Galicia y es su responsabilidad actuar cuando se declara la alerta. Sin embargo, el abastecimiento de aguas depende directamente de los concellos, por eso, la alerta no supone ninguna restricción para éstos, sino recomendaciones para hacer un uso prudente del agua.

Como indicó el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, Francisco Marín, se les pide a los concellos que apliquen medida de ahorro, como pueden ser no regar los jardines, evitar el baldeo de calles o reducir la presión del agua por las noches para limitar la cantidad de líquido que se pierde en las fugas que tiene el sistema.

Por el momento, esta fase de alerta solo supone establecer un mayor control sobre los recursos hídricos. Los seguimientos del caudal de ríos y los embalses pasarán a ser semanales, cuando normalmente se hacen cada 15 días, y entra en juego también la posibilidad de modificar los caudales ecológicos de los ríos.

Esto significa que se podrá reducir el caudal mínimo, a partir del que se considera que un río puede mantener sus valores, para destinar el agua para, por ejemplo, abastecimiento.

También podrán autorizarse nuevas captaciones de agua cuando las actuales no proporcionen suficiente cantidad, según explicó el director de Aguas de Galicia, Roberto Rodríguez. Hasta el momento, se han producido cinco solicitudes para cambiar captaciones de aguas en la zona atlántica, a las que hay que sumar al menos otras dos, A Rúa y Petín, en el interior.

El Consello Reitor intensificará también los contactos con los concellos más afectados por la sequía para proporcionarles asesoramiento y apoyo técnico. El resto de medidas, si son necesarias, las tomará Consello, que se reúne el próximo viernes.

Marín pidió también a los ciudadanos que hagan un uso responsable del agua. "Sean conscientes de que estamos ante lo nunca visto en Galicia", dijo.