Los momentos de pánico se reprodujeron durante la larga jornada del domingo de la mano de los incendios forestales en Galicia que sumieron al sur de la provincia de Pontevedra en un infierno. La parroquia de Chandebrito, en Nigrán, fue uno de esos lugares. Allí murieron dos amigas, dos mujeres de 86 y 78 años, abrasadas en la furgoneta en la que habían sido evacuadas. Y allí 16 policías nacionales de la comisaría de Vigo, pero sobre todo 10 de ellos, acabaron acorralados por el fuego. Temieron por su vida. "Ayuda, mandad medios aéreos, vamos a morir, vamos a quemarnos aquí", suplicaban desde el punto en el que se vieron atrapados casi cuatro horas, junto a un centenar de vecinos, los mismos por los que arriesgaron sus vidas para rescatarlos.

Testimonios recabados por este diario evidencian la tensión vivida. "Pensábamos que no íbamos a salir; nos mirábamos y nuestras caras reflejaban el pánico", afirman. La misma desesperación refleja la carta de uno de esos policías, facilitada por el sindicato UFP. "Hubo compañeros que llamaron a su familia para despedirse o desenfundaron la reglamentaria por si se avecinaba el desastre morir sin sufrir", escribió ese efectivo.

Aunque esa zona no es demarcación de Policía Nacional, sino de Guardia Civil, estos 16 agentes -de ocho patrullas- acudieron dada la complicada situación en Chandebrito por la virulencia del fuego y las fuertes rachas de viento. "Al llegar no vimos el peligro que hubo después", cuentan. Eran las seis y media de la tarde. Tras dos horas colaborando en el desalojo de los vecinos, la situación se complicó. "La cosa se pone muy, muy complicada; y estamos a punto de ser rodeados por varios frentes de fuego con llamas de más de 20 metros de altura", describe el policía que escribió la carta. Seis agentes, los que iban en tres de los coches patrulla, lograron abandonar el lugar por una vía de escape, no sin riesgo, ya que el peligro de que se desplomasen árboles o les alcanzase el fuego era alto.

Pero otros diez policías no pudieron seguir por esa vía, acabaron atrapados junto a un centenar de vecinos. "Cuando llevamos un kilómetro recorrido un golpe de fuego nos envuelve y nos obliga a retroceder", dice el agente en la carta. "Volvemos al punto de partida. Fuego por todos lados y humo que no nos deja ver más de un metro delante nuestra", concreta, ahondando en que fueron "más de tres horas encerrados" hasta que lograron salir de allí. ¿Y el balance de esa intervención? "Resultado: muchísima gente desalojada y salvada de aquel infierno, casas salvadas, zetas con partes derretidas, etc., etc. y, desgraciadamente, dos muertos", agrega el policía. "Todos los que estuvimos allí tenemos la conciencia muy tranquila. Hicimos lo que pudimos, poniendo en riesgo nuestras vidas para salvar las de ellos; [...] solo me queda dar el pésame a la familia de las personas fallecidas y pedirles perdón por no poder hacer más [...]", afirma.

Otros testimonios ahondan en ello. Vivieron el "peor momento" de su trayectoria. "No estamos preparados para incendios forestales; y había fuego por todos lados", cuentan.

Por su acción, la UFP pide que se condecore a estos 16 policías. Otro sindicato, el SUP, subrayó la labor de estos agentes. Afirman que fue el comportamiento impredecible del fuego y la falta de medios de extinción lo que aisló a 10 de ellos durante "cuatro agónicas horas" viviéndose pánico en medio de altísimas temperaturas: los termómetros exteriores de los vehículos marcaban más de 90 grados.