La virulencia de las llamas se apacigua tras generar una tragedia en Galicia, que perdió cuatro vecinos estos días a consecuencia de los incendios, los mismos que hace once años. Pero la tensión política se enciende a medida que se controla la situación en los montes. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, mantuvo un encontronazo ayer en la sesión de control con los líderes de En Marea, Luís Villares, y BNG, Ana Pontón, acusó a la oposición de politizar las protestas ciudadanas contra los incendios y mentir sobre la falta de medios y la precariedad de estos y denunció que algunos concellos gobernados por el BNG habían renunciado a contratar brigadas contra los fuegos financiadas por la Xunta. Citó también en esa situación a los municipios de Nigrán (PSdeG) y Baiona (PP). "Y ahora tengo que escuchar a alcaldes diciendo que no tenían medios", se quejó Feijóo.

Para comprender lo sucedido en el Parlamento resulta necesario echar la vista atrás. Primero, al año 2006, cuando PSdeG y BNG gobernaban la Xunta y ardieron más de 95.000 hectáreas en el monte y fallecieron cuatro personas. Luego, al lunes, cuando la Mesa del Parlamento vetó alterar el orden del día para que el pleno versase exclusivamente de incendios.

La nacionalista Ana Pontón centró sus preguntas al presidente en la tragedia, a pesar de los intentos del presidente del hemiciclo, el popular Miguel Santalices, por reconducir el asunto. Afeó a Feijóo no responderle a una carta en la que este verano le proponía sentarse para abordar una nueva política forestal para acabar "con la industria del fuego", en alusión a la poca inversión en prevención y a un gasto en extinción que supera los 174 millones anuales. En 2006, Feijóo propuso un acuerdo similar, que el bipartito rechazó.

El detonante del choque fue la crítica de Pontón a la escasa previsión de la Xunta al no prolongar los contratos de 436 brigadistas que finalizaban el 31 de septiembre y los de 500 de Seaga que lo hicieron el 12 de octubre. Feijóo la acusó de "mentir". "No se lo tolero", le reprochó, sacando a colación los bulos en los momentos más críticos, como el supuesto cierre del hospital de Vigo, entre otros. "Nunca diré que un partido está detrás [de los fuegos]", prometió.

Posteriormente, el BNG mostró un correo electrónico del director-gerente de Seaga, Pablo Arbones, que corroboraba la versión de Feijóo de que los contratos se prorrogaron el día 13 -viernes-, pero añadía que la "movilización" de esos 500 efectivos estaría prevista para el "lunes". El martes, la conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, rebajó la importancia de un 8% más de medios ante la masiva generación de focos de fuego y las condiciones adversas de calor, sequía y viento. "Un volcán perfecto" para el fuego, lo definió ayer Feijóo, que "no permitirá desunir" a la sociedad.

Pontón, que propuso crear una comisión parlamentaria sobre lo sucedido estos días, también recurrió a 2006 y prometió al titular de la Xunta "no usar las víctimas" para ganar votos. Lo hizo blandiendo un recorte con las palabras de Feijóo en la campaña de las municipales de 2007. "Con nosotros no moría gente en los incendios y con ellos [el bipartito], cuatro", dijo entonces.

Ayer, Feijóo citó declaraciones de asistentes a las concentraciones en repulsa "de los incendiarios" que se encontraron, relató, marchas políticas con "banderas" de partidos, días después de morir cuatro personas. Feijóo, con Rajoy, encabezó una protesta de entre 12.000 y 40.000 personas contra la respuesta del bipartito a los fuegos de 2006 a mediados de septiembre. La ola de incendios se produjo en agosto.

En su turno, el socialista Xoaquín Fernández Leiceaga anunció una queja formal contra la Mesa por permitir introducir el tema de los fuegos tras haber vetado el asunto. Como el resto de dirigentes, mostró su solidaridad con las víctimas y trabajadores del servicio de extinción y emplazó a Feijóo a comparecer en pleno la próxima semana. El presidente se comprometió a acudir a la Cámara, pero no concretó la fecha. Los tres portavoces de la oposición registraron más tarde la petición de esa sesión extraordinaria.

El debate entre Feijóo y Leiceaga se centró en la discusión acerca de la política de saneamiento en las rías, aunque el segundo deslizó que "los incendios son testigo del fracaso de la política de la Xunta en ordenación del monte".

Luego llegó el turno de Luís Villares, portavoz del principal grupo de la oposición. El exjuez emuló a Pontón y comenzó a referirse a los fallos en la gestión de los fuegos por parte de la Xunta. "¿Qué habría pasado si no llueve?", cuestionó.

Ahí se gestó la tormenta política. El presidente del Parlamento, Miguel Santalices, reconoció su "error" de permitir a Pontón abordar la cuestión y no la pregunta registrada en el orden del día plenario sobre la fuga de empresas, pero no quiso prolongarlo y cortó en numerosas ocasiones a Villares, conminándole a centrarse en sus dudas acerca de la Lei de Saúde. A quien sí le permitió responder sobre los fuegos fue a Feijóo, desatando las quejas a voces de los diputados de En Marea, cuyo grupo presentará otra queja formal por entender un trato de favor de Santalices, que tampoco permitió antes a Pontón defenderse de las acusaciones de haber mentido.

El titular de la Xunta desveló que telefoneó a los líderes de la oposición el domingo para informarles de la situación, aunque solo pudo hablar con Villares. "Lo localicé a la una de la mañana. El Gobierno no estaba de vacaciones, estaba apagando el fuego, dónde estaba usted no lo sé", zanjó, comentario que le pareció "miserable" al exjuez. También se puso en contacto Feijóo con Pedro Sánchez (PSOE) y Pablo Iglesias (Podemos). "Tiene más principios que usted", le espetó al líder de En Marea.