La ola de incendios del pasado fin de semana, con 35.500 hectáreas arrasadas, ha convertido el 2017 en el peor año de los últimos diez. Si a las 35.500 hectáreas calcinadas en cuatro días de pleno mes de octubre, se le suman las 12.600 devastadas por las llamas en lo que iba de año hasta ese momento, el fuego ya ha destruido 48.100 hectáreas en territorio gallego desde enero.

Entre el sábado y el martes, según los primeros datos oficiales ofrecidos ayer por la Xunta, aunque todavía provisionales, fueron pasto de las llamas más de 35.500 hectáreas, el triple de todo lo que había ardido entre enero y septiembre. Y más terreno que el que se redujo a cenizas durante los tres años anteriores: 1.909 hectáreas en 2014, 11.535 hectáreas en 2015 y 20.788 en 2016.

En solo cuatro días, la superficie calcinada equivale a prender fuego a tres veces la superficie de la ciudad de Vigo o arrasar 10 veces una ciudad como A Coruña.

Las 48.100 hectáreas quemadas en lo que va de año elevan 2017 al segundo año con más superficie calcinada en Galicia desde la ola de incendios de 2006, pues entonces el fuego terminó con 95.947 hectáreas en territorio gallego.

2017 también es el cuarto ejercicio con más hectáreas quemadas en los últimos 25 años, solo superado por 2006, 2005 (57.452 hectáreas) y 1998 (48.173).

Según los datos provisionales que manejan tanto la Xunta como los concellos, el de As Neves, con más de 5.000 hectáreas arrasadas, sería el incendio más devastador de esta tragedia, pero en la provincia de Pontevedra se registraron otros grandes incendios: 2.900 hectáreas devastadas en Pontecaldelas, 2.000 hectáreas en Ponteareas, 1.500 en Salceda de Caselas y otras tantas en Pazos de Borbén y Caldas de Reis, además de 1.200 hectáreas en Salvaterra.

El fuego más mortífero en Ourense fue el Carballeda de Avia, donde se estima una superficie afectada no inferior a las 3.300 hectáreas. Mientras, en el fuego de Lobios y Muiños se quemaron otras 4.000 en los dos consistorios. Otras dos mil hectáreas fueron arrasadas por las llamas en Parada de Sil, 1.500 en Viana do Bolo, 1.400 en Maceda y .1200 en Paderne de Allariz. En Os Ancares, en Lugo, el fuego arrasó unas 4.000.

El balance final de la superficie calcinada será superior, pues al cierre de esta edición, ayer en Galicia todavía había activos 37 fuegos, aunque estaban controlados, tras lograr extinguir 3. Uno en Salvaterra do Miño y dos en Cotobade. De los 37 pendientes de apagar, 19 eran de Ourense, 14 de Pontevedra y 4 de Lugo.

La Consellería de Medio Rural subrayaba ayer que trabaja "intensamente en la cuantificación de daños, tanto personales como ambientales", al tiempo que espera que "caiga todo el peso de la ley" sobre "los responsables de este terrorismo incendiario". Los incendios registrados el pasado fin de semana trágico se cobraron también la vida de cuatro personas en la comunidad gallega, al tiempo que arrasaron y pusieron en peligro decenas de viviendas en todos los municipios afectados por los fuegos.