Ya son dos los imputados por la ola de incendios que devoró más de 35.000 hectáreas en tan solo cuatro días. Su perfil no responde a la teoría que defiende la Xunta de mafias organizadas y que llevó a la Fiscalía Superior de Galicia a abrir una investigación de oficio para "esclarecer" si existen" indicios" de una "planificación coordinada" por "una iniciativa criminal compleja de grupos que persiguen objetivos supraindividuales".

Las primeras investigaciones, según avanzó esta semana el fiscal de Medio Ambiente, Álvaro García-Ortiz, no revelan la existencia de grupos criminales organizados ni se ha apreciado conexión alguna entre los distintos fuegos. Una vez más, García-Ortiz aludió al "fenómeno local y de origen individual" que caracteriza a los incendios en la comunidad gallega, tal y como revelan las pesquisas abiertas cada año.

El primer detenido por la ola de fuegos que se cebó con el sur de Galicia fue un funcionario de Vigo, Miguel Ángel M., de 55 años, ya en prisión por quemar una hectárea de terreno en una finca familiar en Os Blancos (Ourense). El hombre declaró que se encontraba asando un chorizo que provocó las llamas, que se aproximaron a viviendas y una explotación. La defensa de Miguel Ángel M. presentó ayer un recurso contra su ingreso en prisión.

"Cabeza de turco"

Representantes de grupos ecologistas reclamaron ayer su liberación por considerar que se ha convertido en un "cabeza de turco". Atribuyen su arresto a una "decisión política" del Gobierno para "justificar" su actuación, tras las múltiples críticas a la falta de prevención y de recursos.

La lista de imputaciones tras la ola de fuegos sumó ayer a María Luisa C.C., una mujer de 74 años que confesó ser la responsable del incendio en el lugar de Rubial, parroquia de Petelos en Mos, que calcinó 2 hectáreas. En este incendio, según fuentes de la Policía Autonómica, corrieron peligro dos viviendas y tuvieron que participar medios de extinciones terrestres y aéreos.

Para la Xunta, la ola de casi 280 fuegos es "terrorismo incendiario", un término que el fiscal de Medio Ambiente atribuye a una posible intención del Gobierno gallego. La conselleira de Medio Rural, Ángeles Vázquez, defendió que el "100%" de los fuegos "intencionados" y que no puede ser causalidad que en la madrugada del domingo surja casi un centenar incendios repartidos por toda Galicia.

La Policía de Vigo también, en sus primeras pesquisas, apuntó a "cierta organización" en los fuegos de la ciudad, 90. Y la Fiscalía ordenó abrir una investigación sobre "la posibilidad de una actuación criminal más allá de la de simples autores ocasionales con perfiles criminológicos conocidos". Ya lo hizo tras la ola de incendios de 2006, y al final descartó una trama organizada detrás de las llamas que entonces devastaron más de 95.000 hectáreas. Por el momento, los dos detenidos en Galicia no obedecen al perfil de una acción incendiaria coordinada.Rechazó prestar una manguera

La segunda detenida en la comunidad lo fue a raíz de la investigación abierta tras una denuncia de un vecino por su negativa a prestar una manguera cuando ardía el monte el pasado 15 de octubre. La mujer pasó a disposición judicial y fue puesta en libertad por razones humanitarias, según apuntó el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ya que tiene a su cargo a su marido en silla de ruedas y un hijo discapacitado físico. Aconsejada por la familia, María Luisa C.C. rehusó hacer declaraciones a los medios. Solo defendió su inocencia, aunque en sede policial habría confesado lo contrario.

Por el momento solo ha trascendido que las llamas se habrían iniciado en una finca propiedad de la investigada cuando estaría realizando una quema de rastrojos. Este se habría descontrolado y avanzado hacia terrenos colindantes.

Los vecinos aseguraban ayer que en ningún momento vieron a María Luisa C. C. prender fuego pero sí relatan su negativa a colaborar en su extinción, cuando precisamente las llamas cercaban también su propia casa. Al parecer la detenida "no le dio la manguera a un chico que se la pidió, permaneció en su portal viendo lo sucedido sin echar una mano y diciendo que para eso estaban los bomberos" comenta Rocío Pereiro, que vive justo al lado de la zona quemada, separada de su casa por una carretera. Algunos apuntan a que no le prestó la manguera porque no lo conocía, otros que porque "quién le pagaría luego a ella el agua" o que tenía poca agua.

Lo extraño, y a la vez habitual, en este caso es que todos los años hay un incendio forestal en la misma zona. Hasta el momento siempre acudían los bomberos y lo apagaban. En esta ocasión, ante la avalancha de fuegos de esa jornada, los medios de extinción no llegaron a tiempo y tuvieron que ser los vecinos los primeros en actuar. Todos coinciden en apuntar la colaboración vecinal como crucial para sofocarlo: "Fue una situación complicada, en un primer momento los medios no llegaron, decidimos hacer una cadena humana con calderos cogiendo agua de piscinas y pozos para parar el fuego". No obstante más tarde llegaría un coche de bomberos y luego también un hidroavión.

No fue tanta la superficie quemada como el susto y el peligro para las viviendas, sobre todo, para la de Gracinda Pampillón que ayer se mostraba consternada al recordar la situación. "Gracias a los vecinos he salvado mi casa", asegura Gracinda que justo ese día se encontraba con su marido de viaje, quedándose solo su hijo en la vivienda, quien dio la alerta de lo sucedido.