El portavoz parlamentario del PSdeG, Xoaquín Fernández Leiceaga, lamentó ayer que los presidentes socialistas de las diputaciones de Pontevedra, Carmela Silva, y de Lugo, Darío Campos, no acudiesen a la Cámara a presentar sus cuentas, como venía siendo habitual en la última década, pero alegó que la Xunta "no facilita" un clima de cooperación institucional.

Leiceaga defendió que su formación es "partidaria" de esas comparecencias, que no son "una obligación legal", por lo "positivo" de la "colaboración" institucional, la "transparencia" y la "dación de cuentas". Con todo, aseguró que respeta la "autonomía" de Silva y de Campos, máxime cuando es consciente de que la Xunta está poniendo en marcha "políticas agresivas en relación con ciertas instituciones" y que ello "no facilita que se cree el clima adecuado para que la colaboración se produzca".

A modo de ejemplo, recordó que la Xunta está "penalizando" a la institución lucense con las residencias de mayores. "No nos parece de recibo", sentenció, antes de rechazar la visión del PP de que Silva y Campos buscasen abrir una crisis interna al nuevo secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero. "No me consta para nada que exista nada de esto" zanjó. De hecho, Gonzalo Caballero ya dio cuenta el domingo de que el presidente de la Diputación de Lugo le llamó para informarle de su decisión y que Carmela Silva hizo lo propio con la secretaria de relaciones institucionales del PSdeG, Dolores Villarino.

Por su parte, el portavoz parlamentario del PP gallego, Pedro Puy, lamentó el "incidente" que supuso la ausencia de ambos presidentes provinciales en la comisión que analiza los presupuestos para 2018. Sobre todo, como apuntó Puy, por el hecho de que "se rompiese un acuerdo que funcionaba desde el año 2007". "Parece que vamos hacia atrás", sentenció.