La escasez de precipitaciones que se prolonga desde la primavera de 2016 y que provocó que esta semana se extendiese la alerta por sequía a toda Galicia está provocando problemas de abastecimiento en los concellos gallegos. Esta situación prolongada de déficit hídrico ha causado carencias en las zonas que se abastecen en exclusiva de las traídas vecinales y comunales y también en las redes municipales en algunos ayuntamientos. Además, en Galicia hay más de 22.500 familias sin acceso a estas redes -el 62% de toda España- que solo disponen del agua de sus pozos y estos se están secando por la falta de lluvia, lo que obliga a los afectados a invertir en construir otros para buscar agua en el subsuelo cavando a mayor profundidad.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, aseguró que la prealerta por sequía se remonta a hace más de un año y que desde entonces la Administración autonómica recalcó la necesidad de "revisar" las canalizaciones y "la capacidad y eficiencia de las potabilizadoras". Pero ahora la Administración autonómica ha decidido reforzar la vigilancia de las traídas municipales y, por eso, la Consellería de Sanidade requerirá a todas las concesionarias del tratamiento del agua que faciliten en tiempo real los análisis que realizan para "dar información sin alarmismos", a los usuarios. El objetivo, explicó Feijóo, es "tranquilizar o advertir de que los límites están subiendo". De hecho, avisó de que, si en las muestras salen resultados negativos se desaconsejará el consumo humano. El presidente gallego matizó que si las borrascas que se prevén para los próximos días son "suficientes", podría evitarse la "mala noticia" de las restricciones en el consumo. "Si no lo son, igual tenemos esa eventualidad", aclaró.

El titular de la Xunta insistió en que Sanidade está requiriendo a todas las empresas contratadas analística y muestras en tiempo real para comprobar si las traídas son potables. Y matizó que aunque la competencia de informar es de los concellos, el Ejecutivo autonómico "no dudará en trasladar los datos a la ciudadanía si se considera necesario".

El presidente de la Xunta también aprovechó para cargar contra el alcalde de Vigo, Abel Caballero, por "negar durante 14 meses" que la potabilizadora no tenía capacidad para cumplir su función a medida que bajaba el caudal, y le acusó de llevar a cabo una actitud "irresponsable" y de "jugar con la salud de la gente". La situación en Vigo es precisamente lo que, según Feijóo, ha llevado a la Administración autonómica a reforzar los controles en otros concellos y cuencas.

Los reproches entre la Xunta y el Consistorio vigués no han cesado desde que hace una semana Aqualia, la concesionaria del agua en Vigo, presentase un informe en el que apuntaba que el agua presentaba unos valores de hierro incompatibles con el consumo humano. El Gobierno gallego acusa al Ejecutivo local de no preparar la planta potabilizadora para un escenario como el actual y el regidor vigués recuerda, a su vez, que es la Xunta la que garantiza la calidad del agua y replica que el problema no enraíza en la potabilizadora, sino en la escasez en el embalse de Eiras que, en su opinión, haberse evitado, si Augas de Galicia hubiese reducido el caudal ecológico de la presa hace dos meses, cuando lo pidió el Concello. Desde el Gobierno local se insistía ayer en que, "en estos momentos, el agua de Vigo es potable", como indican los análisis que Aqualia realiza análisis cada cuatro horas.