Tras siete kilómetros de subida hasta el monasterio de Armenteira (Pontevedra) y sin que la lluvia dejase de arreciar ni un minuto durante la caminata, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se tomó ayer una tapa de callos con garbanzos para entrar en calor mientras esperaba que escampase. De hecho, aún tenía la esperanza de continuar la marcha pero la lluvia no le dio tregua y al final decidió regresar a casa. Estaba acompañado como en ocasiones anteriores por el presidente del puerto de Marín, José Benito-Suárez, y marido de la presidenta del Congreso, Ana Pastor.

Rajoy, que pasa en su piso de Sanxenxo estos días de vacaciones, pedía para el nuevo año que "todo el mundo sea lo más feliz posible". Y acto seguido añadió: "Y que llueva en otros puntos de España, porque hay zonas del país donde están teniendo muchos problemas, como en el sureste".

Mariano Rajoy también respondió con optimismo a la pregunta de si cree que en 2018 quedará resuelta la crisis catalana. "Yo espero que sí. De momento la situación está más tranquila. Espero que reine el sentido común y nos dediquemos a resolver los problemas de la gente". El presidente español estará esta mañana en Santiago, en la inauguración de la ampliación de la autopista, y el día de Reyes asistirá a la Pascua Militar en Madrid.