La primera gran movilización ciudadana en contra de la reapertura de la mina de cobre en Touro reunió a más de 2.500 personas, según los organizadores, que criticaron las "graves consecuencias medioambientales y socioeconómicas" del proyecto.

Los distintos colectivos contrarios a la explotación escenificaron su rechazo con una masiva manifestación, que recorrió las calles de Touro, y en la que también denunciaron la "inacción de los gobiernos locales y de la Xunta".

La protesta, que contó con el apoyo de representantes políticos de En Marea y BNG, y de 70 asociaciones y colectivos, dejó imágenes de disfraces de esqueletos con enormes calaveras que simulaban la muerte y con guadañas con la frase Mina de Touro; la de niños llevando falsos ataúdes con las palabras RIP Touro y RIP O Pino, y decenas de tractores que denunciaban en sus carteles que El rural no se muere, lo matan, entre cánticos constantes de "Mina, no".

Las Plataformas Mina Touro- O Pino NON y en Defensa de la Ría de Arousa, impulsores de la manifestación, criticaron el proyecto por estar "lleno de carencias y deficiencias inasumibles". "Es un peligro con consecuencias irreversibles para el medio ambiente y los tejidos económicos de Touro y O Pino", reconocieron, así como para los bancos marisqueros de la ría de Arousa, en la que desemboca el río Ulla, que atraviesa la zona.

El colectivo también cargó contra los gobiernos locales de Touro y O Pino, por no haber invitado a la empresa Ambiotec, que realizó informes sobre el proyecto, a que explique a los vecinos "carencias, deficiencias o incompatibilidades".

Más extensión

Más extensión

En el manifiesto conjunto de las distintas entidades que apoyan las protestas, se denunció que la mina no abarcará solo las 689 hectáreas iniciales, sino que tiene como pretensión ampliarse hasta 122,7 kilómetros cuadrados, "apoderándose de casi 500 hectáreas de terrenos agrícolas y forestales -341 hectáreas de masa forestal y 150 hectáreas de cultivos y vegetación natural- durante 15 años".

La explotación tendría "actividad las 24 horas del día durante los 365 días del año y voladuras diarias realizadas con entre 9 y 16 toneladas de explosivos cada una".

Ambas plataformas alertaron también del uso previsto de "compuestos químicos peligrosos para las personas y el medio ambiente", que se utilizarían para separar el cobre de las rocas, entre los que mencionan, como "el más grave", "el isopropil etil tiocarbamato".

Es un producto, aseguran, "irritante, alergénico y nocivo para las personas", "sospechoso" "de causar cáncer, nocivo para los organismos acuáticos y con efectos a largo plazo". A este problema se añadiría la contaminación atmosférica, que podría abarcar un radio de hasta 50 kilómetros.

Los colectivos opuestos a la mina también advirtieron de la creación de dos depósitos de residuos estériles y cuatro vertederos, que ocuparán un espacio de "casi 300 hectáreas", "300 veces el Estadio Santiago Bernabéu", y de una "enorme balsa de lodos" entre Arinteiro y Vieiro de "hasta 50 millones de metros cúbicos de residuos estériles de mina", con "riesgo para la vida de las personas residentes en las poblaciones próximas en caso de rotura".

Por último, denunciaron posibles daños al marisqueo en la ría de Arousa, por la desembocadura del río Ulla, con el "desvío del lecho de los riachuelos Pucheiros y Burgo que vierten sus aguas a afluentes del Ulla".

Dos puntos de información

La empresa que impulsa el proyecto de la mina de cobre de Touro, Cobre San Rafael, anunció ayer a través de un comunicado la apertura de dos puntos de información permanentes en los ayuntamientos afectados por el proyecto. El objetivo de estas dos oficinas en Touro y O Pino es explicar de forma "transparente" cualquier aspecto del proyecto que pueda ser de interés para la ciudadanía, además de resolver sus dudas e inquietudes. Además, añade que "servirán como punto de encuentro donde facilitar el diálogo activo con ambos municipios".

La compañía tomó esta decisión debido a las "diferentes opiniones respecto al proyecto" que en los últimos meses han generado "confusión y preocupación" en la zona, además de lamentar que "el escenario dibujado por determinados colectivos está siendo muy lejano a la realidad de un proyecto minero del siglo XXI, como es el de Touro".

Cobre San Rafael defiende que la reapertura de la mina de cobre a cielo abierto en Touro es una "operación minera responsable y comprometida con el medio ambiente", compatible con otros sectores productivos de la comarca.

Ante la manifestación de ayer en las calles de Touro, la empresa "desde el respeto a todas las manifestaciones y opiniones sobre la actividad minera", quiso transmitir "un mensaje de tranquilidad" a la sociedad gallega, y en concreto a los municipios de Touro y O Pino. Y matizó que el proyecto plantea "minería moderna europea", que estará sometido a la "estricta normativa medioambiental de la UE"

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Cobre San Rafael también quiso destacar la importancia del cobre y recordó que es un material presente en todos los hogares y "en muchos de los avances tecnológicos" de los últimos años.