El raquitismo financiero es una de las constantes del sistema municipal gallego. En general, con las ciudades casi como únicas excepciones, los ayuntamientos tienen que arreglárselas con muy poco presupuesto para prestar unos servicios encarecidos por la dispersión. Y parte de la responsabilidad de esta situación es de los propios concellos, que rehúyen de sacar el máximo partido a la recaudación de los tributos propios. No quieren penalizar fiscalmente a los ciudadanos con impuestos y tasas estrictamente municipales. Tanto es así que al menos entre los años 2011 y 2016, los ayuntamientos gallegos son los que han registrado la menor presión fiscal por habitante de España. En ninguna otra comunidad sus municipios tienen los impuestos tan bajos como en Galicia. La presión fiscal de los consistorios de gallegos en 2016 fue de 444 euros por habitante, un 26% por debajo de la media nacional (157 euros menos).

Como consecuencia directa, en todas las demás autonomías el gasto público por habitante es superior también al gallego.

La "anemia" financiera de los concellos gallegos fue objeto de un estudio por parte de la Red Localis, un equipo de investigación formado por profesores de las tres universidades y profesionales del ámbito municipal. Su conclusión fue que la financiación de los ayuntamientos de Galicia está un 29% por debajo de la media nacional, contando tanto la recaudación derivada de los impuestos propios como las transferencias procedentes de otras administraciones. Con datos de 2014, los concellos contaban con unos ingresos por habitante de 794 euros, mientras que en el conjunto del Estado ascendían a 1.116 euros.

Una de las razones de esta "anemia", según Red Localis, es achacable a los propias administraciones locales por protagonizar una "muy baja presión fiscal" de la que solo se salvan las siete ciudades, que tienen cifras similares a la media nacional.

Una aplicación del Consello de Contas permite comparar la carga tributaria municipal por habitante entre comunidades. Y la de Galicia es la más baja de todos los territorios. En 2016 fue de 443,94 euros frente a los 601,7 de media nacional. La brecha con otras comunidades es enorme. En Baleares la presión fiscal es de 904 euros, mientras que en Madrid se acerca a los 750. Casi al mismo nivel que Galicia está Extremadura, con 454 euros per cápita. Pero a partir de ahí se ensancha la diferencia, pues en Andalucía ya son 518 euros.

La proporción es similar desde 2011, primer año en el que los datos suministrados por los ayuntamientos gallegos permiten realizar estas comparaciones. Ese ejercicio, la presión fiscal fue de 387 euros en Galicia, frente a los 520 de media nacional. Desde ese año, la carga tributaria municipal de Galicia se mantuvo como la más baja del país.

Como consecuencia directa, el gasto per cápita destinado a financiar los servicios públicos en la comunidad galega también es el más bajo durante todo el sexenio. En el año 2014, las administraciones locales en Galicia gastaron 777 euros por habitante, cuando la media nacional estaba en 935 euros, correspondiendo la cabeza de lista a Cataluña, con 1.170 euros.

Como advertía entonces Red Localis, salvo las ciudades, todos los demás ayuntamientos gallegos aplican una tributación muy baja, incluso los quince ayuntamientos de entre 20.000 y 50.000 habitantes que hay en Galicia, que presentando unas estructuras de gasto similares a las de las urbes, su presión fiscal es equiparable a la de los concellos más pequeños.