Ir de bares y tapear, sobre todo en fin de semana, para tomar una caña, un café o un refresco acompañados de una buena tapa, forma parte de la cultura de España y Galicia no se queda atrás. Igual que salir a comer o a cenar de restaurante. Por encima del factor cultural, desde el sector apuntan a que en las localidades con ratios más elevados de negocios de hostelería, la crisis provocó que muchas personas que perdieron su empleo y no lograban encontrar otro trabajo, optasen por invertir sus ahorros en su propia empresa en este ámbito. Aún así, mientras los alojamientos turísticos, desde hoteles a apartamentos vacacionales, alcanzaron el año pasado cifras récord de ocupación a bares y restaurantes les cuesta más recuperarse porque el boom turístico no es proporcional al gasto realizado por los visitantes.

Y así lo demuestran los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que revelan que el año pasado cerraron 174 locales, una quincena al mes, lo que redujo la cifra en un 13%, al pasar de 13.952 a 13.778 negocios de bebidas. En el caso de los restaurantes, se sumaron unas 26 aperturas hasta los 3.422 negocios, que apenas suponen un repunte del 0,7%.

Esta tímida recuperación, la primera desde el inicio de la crisis, y solo en los negocios de comida, no ha permitido cambiar la tendencia de la última década en la que la hostelería en su conjunto asistió a la desaparición de más de 2.300 empresas del sector (un 14%), ya que en 2008 superaban las 19.500 y en la actualidad rondan las 14.200.

El descenso también obedece a la propia autorregulación de esos negocios surgidos durante la crisis como nicho refugio que finalmente desencadenó en un repunte de aperturas seguidas de otros tantos cierres.

Galicia concentra casi uno de cada diez bares de España. A nivel nacional, la tendencia es similar a la gallega con la clausura de más de un millar de bares el año pasado hasta los 171.362, mientras que abrieron 2.519 restaurantes nuevos.