La fuga de gallegos al extranjero para emprender una nueva vida con fecha de regreso o sin ella se contiene y se sitúa en el dato más bajo desde 2009, año en que la crisis arrasó la economía mundial tras la caída unos meses antes del banco de inversión estadounidense Lehman Brothers. Los residentes en la comunidad que se inscribieron en otro país sumaron 17.044 casos, a pesar de que el censo de la diáspora creció apenas un 0,9% hasta situarse en 516.489, debido a los regresos y a las defunciones de los emigrantes.

Los datos constan en el último balance del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero con datos actualizados al día 1 de enero y elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de una recopilación de las altas recibidas en las oficinas consulares de cada país de aquellos ciudadanos que se declaran residentes habituales en otro país, si bien en la Unión Europea muchos casos de emigración no se registran.

Durante 2017, realizaron ese trámite 17.044 gallegos, algo más de un millar respecto al dato del ejercicio anterior, situado en 18.208. Fue la primera vez desde 2009 en el que el dato se situaba por debajo de la frontera de los 20.000 y supone menos de la mitad del pico alcanzado durante la crisis económica que destrozó la vida de miles de personas y las obligó a buscar oportunidades lejos. En 2011 las nuevas inscripciones en consulados extranjeros fueron 34.456.

Por edades, las altas en el exterior se concentran en la franja de los 16 a los 64 años, con 9.568 casos, seguida de la de menores de 16 con 5.993. El resto se sitúa en la edad a partir de la cual puede uno jubilarse, aunque en 2027 esa barrera se situará en los 67 años. A pesar de ello, el contingente total de gallegos diseminados por el mundo creció algo menos de un 1% frente al 3,2% que se incrementó el volumen total de ciudadanos españoles. Estos sumaban 2,48 millones al inicio del año, una cifra en la que el peso galaico se mantiene como principal con sus 516.489: son 4.659 más que un año antes. Es decir, una quinta parte de los españoles que residen en el extranjero de forma habitual proceden de Galicia. De esa última cifra, A Coruña aporta 179.524, mientras Pontevedra registra 150.674; Ourense, 113.681; y Lugo, 72.610. El caso ourensano destaca sobremanera, pues su peso en la diáspora duplica al que presenta respecto a la población en Galicia. Aquí, sus vecinos suponen el 11% y fuera, el 22%.

América, especialmente el sur, sigue constituyendo la principal colonia de gallegos del exterior, con Argentina ostentando el estatus todavía de quinta provincia gracias a sus 175.906 personas de origen galaico, superando las 109.399 diseminadas por Europa. En todo el continente residen 402.749.

En las cifras del INE, destaca de nuevo Venezuela, cuya crisis económica y política está provocando la huida del país de miles de gallegos, muchos de los cuales han sufrido el corte de la pensión ganada en el Estado presidido por Nicolás Maduro. El último dato oficial registra la existencia de 40.226 gallegos allí, el dato más bajo desde 2013, fecha en que el citado político alcanzó el liderazgo político venezolano.

Los dos años posteriores, la diáspora creció de 45.670 gallegos a 46.617 en 2014 y 46.882 el año siguiente. Desde entonces, los descensos han sido continuos y abruptos en los dos últimos años. De 46.095 en 2016 a 43.975 en 2017 y al citado dato correspondiente al inicio de este ejercicio.

En Asia, la cifra se mantiene similar, pasando de 1.341 personas a 1.379, por lo que los gallegos en ese continente crecieron un 2,8%, lejos del repunte de más del 8% registrado si se computan todos los ciudadanos del Estado.