" É da casa". Es la mítica frase que se escucha a diario en la mesa de los hogares gallegos y también en cualquier recorrido por los mercados y ferias de la comunidad. Y es que ser un producto da terra lleva implícito un plus de calidad. Desde patatas, pimientos o grelos, hasta ternera, quesos o licor café. La lista que bajo la marca Galicia atrae al consumidor es larga, y no solo acaba en el maletero en cada visita a la aldea sino que también se cuela en las cocinas de los grandes chefs. Por su calidad y procedencia, los productos con sello gallego se han convertido en objeto de la picaresca e incluso del fraude para llegar a la cesta de la compra. En los últimos años, las denuncias desde los consejos reguladores y las organizaciones agrarias por irregularidades en el etiquetado de los productos agrícolas y cárnicos han destapado fraudes de empresas que comercializan como gallegos alimentos que no lo son.

Las inspecciones promovidas por la Consellería de Medio Rural, en colaboración con el Instituto Galego de Consumo, han destapado en la comunidad anomalías en el etiquetado del sector de frutas y hortalizas. Desde el año 2014, la Xunta abrió un total de 89 expedientes sancionadores a operadores por hacer referencia a Galicia en la etiqueta, la presentación o la publicidad de sus productos cuando en realidad se trata de un alimento foráneo.

El año pasado, los procesos abiertos por irregularidades en el etiquetaje casi se triplicaron en relación al ejercicio anterior, al pasar de siete a 17. Solo en los dos primeros meses de este año se tramitaron seis expedientes sancionadores, casi un tercio de los abiertos en todo 2017. Desde que la Xunta inició este tipo de controles, 2015 es el que concentra un mayor número de irregularidades en el etiquetado de frutas y hortalizas. Solo ese año, Medio Rural abrió 40 procesos sancionadores en el sector, lo que supone el 45% de todas las anomalías detectadas desde 2014. Entonces, la Xunta tramitó un total de 19 expedientes.

Por su calidad, su sabor, el propio origen o su tradición, los productos gallegos son cada vez más codiciados en los fogones. Tal es el interés que despiertan los alimentos de la marca Galicia, que algunos operadores hacen pasar por gallegos productos que no lo son. Una situación de abuso o fraude que lleva al consumidor a cargar su cesta de la compra con alimentos que no resultan ser ni de la categoría ni del lugar del que aparece en la etiqueta. En los últimos años ya ha habido en varias comunidades sentencias condenatorias a establecimientos por vender alimentos que no se correspondían con la publicidad con que se anunciaban.

Parte de las investigaciones abiertas en los últimos años en Galicia por fraude en el origen del producto afecta a empresas comercializadoras de patata. En algunos de estos expedientes abiertos por Medio Rural, el motivo, o al menos uno de ellos, es la utilización de referencias a Galicia para vender tubérculos que no forman parte de la Indicación Xeográfica Protexida (IXP) Patata de Galicia.

El refuerzo de estas inspecciones durante los últimos años ha contribuido a disminuir los casos de fraude sobre el origen de los productos gallegos. En la actualidad, hay 50% menos en el etiquetaje de frutas y hortalizas que los destapados hace una década.