El turismo gallego tenía complicado superar la ocupación hotelera de Semana Santa del año pasado que marcó récord histórico con un 80% de plazas completas en los alojamientos de la comunidad. Pero ni siquiera se igualó la marca de 2015, la mejor cifra hasta entonces desde la crisis con un 75% de habitaciones reservadas. Según confirmaron ayer la directora de Turismo de Galicia, Nava Castro, y el presidente del clúster del sector, Francisco González, la cifra de este año rondaría el 70%, diez puntos menos que lo que apuntaban las previsiones y también que los datos de la Pascua de 2017. La meteorología fue la responsable y aguó las expectativas del sector con un dato similar a 2016, año en el que la lluvia también fue la protagonista e impidió seguir la senda ascendente iniciada un año antes.

El representante de los hoteleros gallegos destaca que aunque "la meteorología no fue la perfecta aliada" durante estos festivos, los resultados son "mejor de lo que se esperaba", ya que las cancelaciones afectaron sobre todo a las reservas de última hora. Los que ya tenían pensado venir no hicieron tantas anulaciones debido a que la caída de los desplazamientos se concentró en las salidas de los propios gallegos dentro de la comunidad, un turismo interno con peso en estas fechas que, en esta ocasión, prefirió quedarse en casa a resguardo de los temporales.

Por su parte, Nava Castro destaca que Galicia respondió "bien" a las inclemencias del tiempo con actividades complementarias al resguardo de la lluvia . Y es que, en su opinión, Galicia dispone de "muchas atracciones" que permiten visitar la comunidad "fuera de temporada", como la Festa do Requeixo e da Mel, que se celebró el viernes, y otras celebraciones gastronómicas. "A Galicia se puede venir en cualquier momento", insistió. También puso como ejemplo el hecho de que la procesión organizada el viernes en Ferrol, que no salió a la calle por los chubascos, "se hizo en la propia iglesia" como una alternativa "para no frustrar a los turistas que se acercaran a la comunidad expresamente para ver las procesiones de la Semana Santa ferrolana".

González destaca que los datos "no son catastróficos como se esperaba" por el temporal y se muestra satisfecho porque los turistas siguen viniendo a Galicia y "la promoción que se está haciendo de la comunidad se está notando y tiene tirón".

Nunca llueve a gusto de todos y aunque el turismo en las zonas de costa fue el más perjudicado, los balnearios hicieron su agosto con ocupaciones de más del 80%. Tampoco en las grandes ciudades se notó tanto la pérdida de afluencia provocada por el mal tiempo al llenar sus hoteles entre el 70% y el 80%. Las lluvias permitieron que en zonas de montaña en plena primavera todavía haya nieve, una de las actividades que sí atrajo a los visitantes estos días y, en especial, a los aficionados al esquí. La estación de Cabeza de Manzaneda recibió ayer a 800 personas para disfrutar de los más de 12 kilómetros aptos para practicar deportes de invierno. A la espera de si el cielo depara más precipitaciones que estiren la campaña, desde el complejo hostelero Oca Nova Manzaneda se hace ya un balance positivo. "Esta Semana Santa ha sido histórica y la temporada, una de las mejores que se recuerdan en facturación", dice el director de la adjudicataria, Gustavo Samartín. La estación abre hoy de nuevo tras la afluencia masiva de ayer y el cierre obligado en Viernes Santo, por rachas de viento que impedían utilizar el telesilla central.

Las precipitaciones de esta Semana Santa "no se recuerdan a estas alturas del año", señalan en la estación. "Tendremos que analizar a partir de mañana si cerramos por la semana o nos mantenemos abiertos unos días antes de determinar el cierre. Todo dependerá del tiempo porque la nieve de primavera se deshace rápidamente", expone el director del complejo.

Plan de turismo rural

Por otro lado, la Xunta continúa con la elaboración del Plan Estratégico de Turismo Rural de Galicia mediante la puesta en marcha, a partir de mañana, de acciones de trabajo de campo, con el fin de mejorar las oportunidades de un sector en alza que en este 2018 ya superó los 200.000 viajeros. El Ejecutivo informó ayer de que recopilarán datos cuantitativos y cualitativos que permitan realizar un análisis posterior y un diagnóstico pormenorizado de la situación actual para definir los principales retos y estrategias a aplicar. En los últimos cuatro años el turismo rural creció hasta marcar en 2017 un máximo histórico con cerca de 450.000 pernoctaciones.