A encontrarse delante de la cámara ya está muy acostumbrada, sobre todo tras las sesiones de campaña electoral como aspirante a presidir la Xunta por el BNG. Pero ponerse detrás del objetivo, pasar de sentarse en la butaca a dirigir lo que se ve desde allí, supuso todo un "reto", reconoce. Fue una invitación la culpable de que Ana Pontón, la portavoz nacional del BNG, aparcase un par de días sus responsabilidades al frente del nacionalismo para asumir, con cierto "vértigo", admite, la labor de guión y dirección de una "criatura" de cuyo nacimiento, aunque en esos mundos le dicen "estreno", presumió estos días en su Twitter con un modesto "espero que os guste".

La obra, "una pieza muy modesta, pero muy honesta", se gestó durante un fin de semana en el concello coruñés en San Sadurniño, a instancias de Chanfaina Lab, un colectivo que reúne a cineastas en un acto de convivencia y de "democratización de lo audiovisual" y que busca llevar el nombre del concello al mundo, aunque se hizo esperar porque la convocatoria electoral se cruzó en su camino. El nombre de la criatura es Nós mesmas y en seis minutos sitúa a los espectadores en los parámetros cinematográficos en los que la política nacionalista confiesa sentirse a gusto: el cine "comprometido". Pontón tenía tres referentes a la hora de construir la pieza: "Darle voz a las mujeres y favorecer el empoderamiento femenino", "hacer protagonista al FEVE" (ferrocarril de vía estrecha), ahora "marginado", para "reivindicarlo" y enfatizar el "paisaje", el "vínculo emocional con la naturaleza y con la tierra".

Los tres elementos tienen su razón de ser, porque el objetivo de Pontón era "contar una historia gallega universal" pero "desde aquí". La recién estrenada realizadora descarta por el momento dar el salto al audiovisual, un sector que "respeta" y lleno de creadores a los que admira. En ese sentido, va de lo particular a lo universal. Como cinéfila lo primero que menciona es el nuevo cine gallego, y cita a directores como Oliver Laxe o Alfonso Zarauza. Porque, alega, es fan de "una hornada de gente que hace cine fantástico" y que, a su juicio, el público "debería descubrir más en nuestras salas". A su lado coloca nombres de fama internacional, como Jim Jarmusch y Aki Kaurismaki. "Necesitamos cine que denuncie y que haga pensar", sostiene.

Pontón es de las que considera que no hay que "cerrarse" puertas en la vida. Mientras, y si encuentra por algún sitio ese tiempo que está buscando para hacer su idea realidad, ya tiene en mente otro proyecto que concibe como un regalo familiar. Como sus padres el pasado octubre se estrenaron como abuelos y ella como tía, quiere ofrecerle al nuevo integrante de la familia un "retrato de una forma de vida que no se va a repetir".