En julio de 2005, once personas, todos ellas miembros de los equipos de extinción, fallecieron en Guadalajara cuando intentaban sofocar un enorme incendio que se inició en una barbacoa. A raíz de este suceso, desde 2006 las parrilladas en los montes quedaron prohibidas durante los meses de verano. Y doce años después, la Xunta volverá a autorizar el uso de las barbacoas en verano, en medio del monte y en zonas de alto riesgo de incendio, pero siempre que se hagan en áreas recreativas, reúnan determinadas condiciones de seguridad "muy exigentes" y obtengan una previa autorización de la Consellería do Medio Rural.

El pasado año la Xunta concedió esta dispensa a Vigo y Marín, la de permitirles realizar barbacoas durante el verano en sus montes. Pero mientras que en Vigo desistieron los comuneros por el alto coste que les suponía adecuar las parrillas a los requisitos técnicos exigidos, en Marín siguieron adelante porque las obras, en el lago Castiñeiras, se financiaron con fondos públicos.

Ahora Medio Rural quiere extender esta posibilidad a toda la comunidad, tal y como se recoge en el Pladiga 2018, el plan de lucha contra los incendios. Sin embargo, la exigencias son severas. Los churrascos se podrán hacer no donde quieran los participantes, sino en áreas recreativas habilitadas al respecto, que además tendrán que estar identificadas y lucir en un cartel tanto la dirección de los responsables como la autorización de la Xunta, que será individualizada y nunca un permiso generalizado.

Pero las restricciones llegan por las exigencia técnicas que deben reunir las parrillas. Tendrán que estar en casetas, con un suelo de hormigón que sobresalga un metro de los asadores, tejado y chimenea con un rejilla que impida la salida de chispas. Además, la edificación deberá contar con zona de depósito para las brasas y de ceniza una vez apagado el fuego. También se deberá tener desbrozada la zona circundante a las barbacoas, retirado el material combustible muerto o podados los árboles próximos hasta una altura mínima de tres metros.

Los responsables de las áreas recreativas tienen vía libre para sus diseños, pudiendo hacer barbacoas individuales o meter media docena en una caseta. Antes de tener la autorización autonómica, los inspectores revisarán las instalaciones para comprobar que se ajustan a los requisitos que la Xunta considera "muy exigentes".