Por gusto o por obligación, son cada vez más los gallegos que viven solos. La comunidad suma más de 274.000 hogares con un único inquilino, y ya son 3.200 más que en 2016 y casi 23.500 más que los contabilizados hace cuatro años. La soledad se propaga a pasos agigantados entre los mayores de 65 años en Galicia, la comunidad junto con Asturias más envejecida de España -uno de cada cuatro gallegos supera los 65 años- y que se cuela en el top ten de las regiones con más población jubilada de Europa.

La radiografía de los hogares gallegos gana año tras año más bastones y pierde biberones. De las 1.082.600 familias registradas en la comunidad, un total de 125.000 que están compuestas por solo una persona de más de 65 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). O lo que es lo mismo, el 11,5% de todos los hogares gallegos está formado por un jubilado frente al 10,6% que suponen los mayores que viven solos en el conjunto del país. Y ya casi el 80% de las familias en la comunidad no tiene ningún menor de 16 años entre sus miembros.

Lejos de disminuir el número de viviendas con solo un ocupante, en los últimos años ha aumentado. Desde 2013, los hogares unipersonales en Galicia formados por mayores de 65 años se incrementaron en un 13%, sumando casi 15.000 núcleos familiares más de este tipo en 2017 respecto a los 110.800 contabilizados hace cuatro años. Y en el transcurso de solo un año, se registraron 6.000 hogares más de estas características, lo que supone un repunte del 5%.

El declive demográfico se agrava año tras año en Galicia, con una pirámide poblacional en la que la base corre el riesgo de verse aplastada por el cada vez mayor peso del colectivo de jubilados y el descenso de jóvenes. El envejecimiento de su población junto con el saldo vegetativo negativo que arrastra desde hace ya tres décadas se traslada a la composición de los núcleos familiares. Los hogares en los que solo vive una persona mayor de 65 años ya suponen el 46% de familias unipersonales en Galicia, cinco puntos por encima de la media nacional. En 2016 apenas representaba el 44% en la comunidad y hace cuatro años el 41%, una tendencia que refleja el crecimiento disparatado que ha experimentado la población jubilada y, en consecuencia, los hogares unipersonales formados por mayores.

La proyección lanzada hace ya cinco años por el Instituto Galego de Estatística (IGE) dibujaba un territorio cada vez más envejecido, con uno de cada cuatro habitantes que supera los 65 años. La previsión que hacía el estudio para 2031 ya es hoy una realidad, según el informe de indicadores demográficos de 2017 hecho público este mes por el organismo estadístico gallego.

El informe pronosticaba que en 2031 la pirámide poblacional gallega tendría un 26% menos de menores de 10 años y un 16% más de personas de entre 80 y 94 años. Pero ya el año pasado la tasa de los mayores de 80 años sobre el grupo de edad que supera los 65 años alcanzó el 17,48, casi siete puntos más que hace dos décadas y cuatro más que hace diez años.