A pesar del boom de la vivienda turística en Galicia, con un número de plazas que ya equivale a la mitad de la oferta hotelera, el sector advierte de que no se está todavía "en un punto de saturación". Hay margen para el crecimiento de este tipo de alojamientos que, según señalan, no resta clientes a los hoteles. Si alguna pega ponen los hosteleros es que el incremento general de la oferta de camas frene un aumento de la rentabilidad de los establecimientos tradicionales. "Si hay menos plazas, siempre podríamos subir los precios, pero no es así", apunta el presidente de la Federación de Hostelería de Pontevedra, César Ballesteros.

Desde la Xunta coinciden en que a pesar de la aparición de las viviendas turísticas, el sector hotelero "sigue mejorando" y recuerdan que si hubiese una oferta excesiva, los concellos tienen competencias para limitar la apertura de estos apartamentos vacacionales.

Para el sector lo más preocupante es la proliferación de alojamientos irregulares ofertados a través de plataformas webs y a los que es difícil poner coto. A pesar de ello, reclaman más control para destapar las viviendas turísticas clandestinas. "Todos debemos jugar en las mismas condiciones", señala el presidente del Clúster del Turismo, Francisco González.

"El problema es que estos portales por internet lo comercializan todo sin tener en cuenta las características legales de cada país. No distinguen entre un apartamento turístico o domir en un coche", lamenta Ballesteros. De hecho, según denuncia, estas plataformas ofertan ya habitaciones en barcos o camas en una residencia universitaria durante el verano. ¿Eso es legal?", se pregunta. Ballesteros advierte de que hay una diferencia de un 40% en la rentabilidad que tiene un hotel, que paga impuestos y cumple las exigencias normativas, y un piso que se alquila a turistas al margen de la ley.

El incremento en solo tres meses de un 14,5% en el número de plazas de apartamentos turísticos incluidos en el registro de la Xunta no es, sin embargo, una mala noticia para el Clúster del Turismo. Su presidente, Francisco González, aclara que las 26.500 camas en pisos vacacionales "ya estaban ahí el pasado año, solo que ahora están regularizadas".

"Esto no es Barcelona", defiende. González reconoce que puede llegar a producirse una saturación en la oferta de vivienda turística, pero aclara que ese momento "no ha llegado". Y, en todo caso, apunta que los concellos pueden limitar la apertura de estos pisos vacacionales si proliferan en exceso.

Lo mismo señala la Xunta. La Axencia Galega para o Turismo explica que, tal y como está recogido en el decreto que regula las viviendas de uso turístico que entró en vigor hace un año, los ayuntamientos podrán fijar un número máximo de pisos vacacionales y las comunidades de vecinos también podrán vetarlos.

El Gobierno gallego aclara que, aunque las camas en pisos turísticos, equivalen a la mitad de la oferta en hoteles, hay otro tipo de alojamientos como campings, pensiones, albergues o casas de turismo rural. En total, 163.000 plazas, de las que el 15,8% son viviendas para uso vacacional. Además, apuntan que el hecho de que se hayan dado de alta como vivienda de uso turístico no quiere decir que sus propietarios alquilen el piso todos los días del año.

Desde la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias (Fegein), advierten, sin embargo, de que el boom de viviendas turísticas está reduciendo la oferta de pisos en alquiler y está disparando los precios. "Cientos de apartamentos se están dejando de alquiler o vender porque los propietarios prefieren destinarlos a arrendamiento turístico porque sale muy rentable", denuncia el presidente de la patronal de las inmobiliarias gallegas, Benito Iglesias. Y pone un ejemplo: el dueño de un piso que lo alquile por meses a un inquilino puede sacar unos 600 euros mensuales, pero si lo destina a uso turístico, saca más del doble en quince días.

Por esta razón, Fegein propone sacar al mercado las viviendas vacías y para incentivarlo propone rebajas fiscales para los dueños que lo pongan en alquiler y mayor seguridad jurídica.