En diciembre del año que viene, Galicia contará con un nuevo mapa de transporte en autobús y las empresas que se hagan con alguno de los contratos de las 1.400 líneas que saldrán a concurso firmarán contratos de una década de duración, aunque excepcionalmente podrán alcanzar un lustro adicional. La Xunta inició ayer la renovación de este servicio mediante la publicación en el Diario Oficial de Galicia del documento base de su Plan de Transporte de Galicia, abierto a exposición pública y en el que apostarán por el transporte combinado de escolares y usuarios, el servicio a demanda en núcleos rurales y la intermodalidad para combinar los autobuses con otros medios de transporte como el ferrocarril.

La normativa europea obliga a la Xunta a renovar el mapa del transporte por autobús antes de que finalice el año próximo y establecer un sistema de adjudicaciones con contratos de 10 años, pero el verano pasado se vio obligada a adelantar estos cambios. Entonces, el Tribunal Supremo anuló la prórroga de las concesiones en la comunidad y decenas de empresas renunciaron a explotar 600 líneas, por lo que la Xunta lanzó la primera fase de su plan de transporte, incluyendo algunos cambios que aplicará ahora a toda Galicia en dos períodos.

Aquella operación se firmó por dos años, por lo que en agosto del año que viene se adjudicarán alrededor de 800 líneas y en diciembre, otras 600, tras licitarse, respectivamente, en el primer y segundo trimestre de 2019. De esa forma, se renovarán operadores, paradas y trazados del transporte por autobús para apostar por una mayor "sostenibilidad" y dar carpetazo a un diseño "concebido hace décadas".

Una de las premisas que guiarán a la Xunta es amortizar cada línea. "No queremos que circulen buses vacíos", alegó la conselleira de Infraestruturas, Ethel Vázquez. Las líneas buscarán adaptarse a la demanda ciudadana y en los núcleos rurales con menos viajeros apostarán por un transporte a demanda, bien con microbuses, bien con convenios con taxis. El usuario deberá reservar plaza con antelación, como ahora en algunos puntos de Lugo y Ourense. De hecho, Vázquez celebró el éxito de esta modalidad al revelar que desde agosto del año pasado apenas se produjeron 750 llamadas para reservar plaza, argumentando que el mapa de líneas se ajustó a la demanda y dejó escasas zonas de sombra.

Además, cifró en 3.000 los autobuses que se modernizarán con el nuevo concurso público, apostando por reducir el uso de combustibles fósiles, y garantizó el mantenimiento de los 5.000 puestos de trabajo del sector. Establecerá límites a los contratos que explote una misma compañía y facilitará, aseguró la conselleira, el acceso de las pequeñas y medianas empresas.

A mayor competitividad, mayor posibilidad de descenso de tarifas, añadió la conselleira, que aseguró que en la primera fase del plan se alcanzaron descuentos de hasta el 80%.

Vázquez estuvo acompañada en la presentación del director xeral de Mobilidade, Ignacio Maestro, y del secretario xeral de la consellería, Joaquín Macho, y expuso el balance de la primera fase de esa estrategia aplicada el verano pasado tras el choque con parte del sector y la renuncia de este a la explotación de 600 líneas.

En nueve meses, los usuarios crecieron un 5% hasta superar los cuatro millones, 90.000 de los cuales emplearon el transporte compartido con escolares, aprovechando las vacantes en ese sistema. "Sin una sola incidencia", añadió Maestro durante el acto.

Además, Vázquez aprovechó también para arremeter contra los concellos de Ferrol y Pontevedra, gobernados por Ferrol en Común y el BNG, respectivamente, por no contar aún con un sistema de autobuses urbanos propios, a pesar de que lo exige la legislación desde los años 80 para las poblaciones con más de 50.000 habitantes.