Varios miles de personas, unas 3.000 según la Policía Local, recorrieron ayer las calles de Santiago en una manifestación con la que quieren reivindicar el futuro del rural. Con sonidos de bocinas, reclamos de caza, silbatos y hasta gaitas, los participantes se movilizaron para denunciar lo que a su juicio es uno de los principales enemigos del campo, el "abandono" por parte de las instituciones y, también, de una parte de la sociedad.

Tras la convocatoria estaban más de 70 asociaciones, un hecho "histórico", como destacaron los organizadores de la multitudinaria manifestación. No importaba que incluso hubiera intereses dispares y hasta enfrentados, porque lo que les une es un desafío mayor, el reclamar y reivindicar que el medio rural tiene futuro. Lo proclamaron agricultores, ganaderos, cazadores, pescadores, profesionales de la silvicultura, del sector forestal y del sector minero. Todos caminaron juntos por un Santiago atestado de turistas. Con ellos iba el PSOE, pero ningún representante más del resto de partidos.

La manifestación arrancó y acabó en la Alameda compostelana y discurrió bajo el lema Creamos vida en el rural, no somos el problema, somos la solución, por corazón del casco histórico de la capital gallega. "En el rural cabemos todos", cantaban, conscientes del frágil equilibrio en el que se convive a veces en el campo. Eso sí, exigen a las distintas administraciones más atención, más iniciativas para que puedan vivir y trabajar en igualdad de condiciones que el resto.

El sector agroganadero y la cadena de valor que genera la industria agroalimentaria gallega, suponen más de 75.000 empleos directos e indirectos, con una aportación de 4.600 millones al PIB gallego, y el sector forestal aporta 80.000 empleos. Por último, los sectores de la caza y la pesca suman todos los años 130 millones a la economía gallega con sus 140.000 licencias.

La movilización, encabezada por Unións Agrarias, quiso poner de relieve los distintos problemas del rural, desde las consecuencias de la última normativa sobre franjas forestales contra incendios, a la Política Agraria Común (PAC) o el desprestigio social de la caza.

Tanto el sector forestal como el agrario alertaron sobre la "preocupación" existente por la norma sobre limpieza de fincas alrededor de los núcleos de población, casas y carreteras y la amenaza de multas desde el 1 de junio para los propietarios que no cumpliesen con las franjas de seguridad.

El presidente del Clúster de la Madera, Xosé Manuel Iglesias, advirtió de que "es imposible poner sobre las espaldas del habitante del rural la limpieza de un territorio que es de uso público" debido a la ingente cantidad de recursos necesarios. El sector calcula que habría que limpiar 100.000 hectáreas de terreno con un coste para los propietarios de 50 millones de euros. "Hay personas mayores trabajando todos los días con la motosierra. Aún no sé cómo no se producen más accidentes", comentó.

También desde Promagal, la federación de productores de madera de Galicia, su presidente, Ramón Reimunde, censuró la normativa de la Xunta y, de forma concreta, las distancias de protección establecidas, que tacha de "excesivas".

Desde Unións Agrarias, su secretario xeral, Roberto García, puso el foco en la reclamación de una mayor implicación de la administración en la defensa del sector rural, alertando de que el "gran enemigo" del rural no son los pescadores, los cazadores o los silvicultores, sino el "abandono", ya que la ausencia de ganaderos y agricultores es fundamental para contener los incendios.

En la manifestación participaron numerosos colectivos vinculados a la caza, que defendieron su historia "ancestral" y su vinculación al rural. Los cazadores no votaremos a traidores o Sí a la caza como deporte, fueron los distintos lemas que se pudieron ver en la protesta. Con su presencia, denunciaron el "desprestigio social" de la caza y reclamaron que se cumplan sus "derechos".