El documento revela además que, preguntados por la cantidad, el 60 por ciento reconoce beber menos de lo que sería lo adecuado, una falta de concienciación sobre los riesgos que también se manifiesta en que, en situaciones de calor o actividad física en que las pérdidas son mayores, el 52% de los entrevistados afirma no aumentar la ingesta de líquidos por estar sometidos a situaciones de calor.

De igual modo, aunque es necesario beber antes de tener sed, cuatro de cada diez reconoce no hacerlo hasta que no sienten esta sensación, lo que implica que ya existe un cierto grado de deshidratación.