Una granja escuela vinculada a la naturaleza y las energías limpias y una empresa que deshidrata fruta y la envía en sobres a cualquier parte del mundo. Éstas son las actividades de las dos únicas cooperativas que se pusieron en marcha en la comarca en 2009, en plena crisis económica. Las dos tienen su domicilio social en Culleredo (aunque los terrenos de la granja se ubican en Sada), municipio que suma así siete sociedades de este tipo y que se sitúa a la cabeza del área metropolitana en este sentido.

La comarca suma un total de 24 sociedades cooperativas, la gran mayoría, una decena, relacionadas con el sector agrícola y ganadero. Tras Culleredo se encuentran Arteixo y Oleiros, ambas con cinco entidades de este tipo.

En el concello oleirense de sus cinco cooperativas cuatro son de vivienda. Es el único municipio del área con cooperativas del sector de la construcción. Sada, Abegondo y Bergondo registran dos cooperativas cada una mientras que en Cambre está domiciliada una y en Carral y Betanzos ninguna, según el registro de la Xunta.

Tras la actividad agrícola y ganadera y la construcción, abundan las cooperativas de confección de tejidos y las de enseñanza, con hasta tres colegios, dos de ellos ubicados en Culleredo y uno en Oleiros.

De las cinco cooperativas con que cuenta Arteixo cuatro son del sector agrícola y la quinta está relacionada con la producción de espectáculos. Es la más reciente: se fundó en 2008.

Las cooperativas agrícolas tienen también una importante presencia en otros concellos del entorno de la comarca, como Aranga, Irixoa, Curtis, Paderne, Vilarmaior y Vilasantar. Este último concello tiene registradas tres cooperativas de las que dos se dedican al textil.

La cooperativa más antigua se ubica en el municipio de Irixoa, en el núcleo de San Tirso de Ambroa. Está instalada en la antigua escuela unitaria de Tiulfe, se constituyó en 1973 y se dedica a la producción agraria. Tras ella se encuentra Cova de Vales, otra cooperativa agraria creada en 1980.

La sociedad Arquega de Aranga es una de las cooperativas que más se ha dado a conocer en los últimos años. Nació en el año 1990 de la unión de varios ganaderos de las comarcas de Betanzos, Ferrol y Sobrado para elaborar quesos, tanto frescos como de untar, y mantequilla.

Una de las cooperativas más peculiares se puso en marcha en 2008 y aunque tiene sus terrenos en Abegondo la sede social está en Bergondo: Lúpulo Tecnología de Galicia (Lutega), integrada por cuatro socios que siguieron la estela de la iniciativa del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, y la empresa Estrella Galicia, que recientemente recuperaron el cultivo y recolección del lúpulo en Galicia tras 25 años de abandono.

Lutega comenzó plantando cuatro hectáreas y su objetivo es llegar a las cuarenta y aprovechar la época de descanso del lúpulo, en invierno, para plantar otras hortalizas como repollos y coliflores.

En la comarca también existen cooperativas de personas que se dedican a la instalación eléctrica y al transporte por carretera e incluso una industria cárnica situada en Bergondo.

La mayor parte de estas cooperativas de las comarca pertenece a dos clases: agrarias y trabajo asociado. En éstas últimas los socios aportan su propio trabajo. Sobre las cooperativas existe una ley específica, un Libro Blanco del Cooperativismo de la época del presidente Fraga y un Plan Estratéxico do Cooperativismo de la época del presidente Touriño.

Todas las administraciones públicas han desarrollado políticas específicas para potenciar esta fórmula al considerarla fundamental para el desarrollo socioeconómico de Galicia y para generar empleo, además de para impulsar el espíritu emprendedor. El impulso a las cooperativas a través de leyes, normativas y ayudas contradice la fama del gallego de resistirse a asociarse con otros para cualquier iniciativa.