Un grupo de arqueólogos gallegos dirigidos por el coruñés Antón Malde ha descubierto en Abegondo los restos de una calzada romana que conectaba los castros cercanos, como el de As Travesas (Carral), con el camino Inglés de Santiago y la Vía XX, una importante carretera romana que unía la antigua Gallaecia desde Bracara (Portugal) hasta Astorga bordeando la costa.

Incluida en el Itinerario Antonino, un documento de la Roma antigua redactado en el siglo III en el que aparecen recopiladas las rutas del Imperio romano en la península ibérica, la Vía XX o per loca marítima formaba junto a la Vía Nova -que unía Braga y Astorga- y la Vía XIX -que comunicaba las tres capitales de los conventos jurídicos fundados por Roma en el noroeste peninsular- el entramado viario principal de la antigua Gallaecia.

La especial incidencia de la acción del hombre en esta zona ha dificultado durante años el estudio y catalogación de la Vía XX, cuyo trazado ha sido en mayor parte ocultado por infraestructuras viarias contemporáneas. Por ello, el hallazgo de un pequeño ramal de seis metros de ancho -equivalente a 20 pies, la medida estándar de las calzadas romanas secundarias- que discurre paralelo al Camino Inglés en Abegondo supone el primer vestigio intacto que permite constatar las características técnicas y geográficas del vial.

El ramal, que conectaba el castro de As Travesas, una protociudad castrexa de casi 12 hectáreas de superficie, con la Vía XX, estaba compuesto por una plataforma arcillosa dispuesta en ángulo para facilitar la escorrentía de agua a través de los canales contiguos.

Esta vía, como casi todos los caminos romanos, carecía de enlosado y en ella todavía se perciben las huellas de las rodaduras de los carros. "La vía XX también hubiera estado construida de esta manera", explicó el arqueólogo Antón Malde. De hecho, su equipo de investigadores concibe la Vía XX como una red viaria propia conformada por multitud de ramales. Este sería sólo uno de ellos. Otras evidencias históricas, como la mansión Atricondo ubicada según los libros en estas mismas coordenadas, corroboran la teoría de Malde y su equipo. La Vía XX discurría en este entorno, entre Bergantiños y Lugo, inherente al Camino de Santiago. Por todo ello, los investigadores abogan por aprovechar el valor patrimonial y turístico de esta ruta, por la que ya transitan miles de peregrinos. "Espero que de alguno manera se pueda patrimonializar como objeto de interés turístico", apunta el director de la excavación, José Francisco Castro.

El hecho de ser el equipo de investigación del castro de As Travesas y responsable por tanto de la labor de contextualización del yacimiento fue lo que dirigió al grupo de Malde hacia el hallazgo de la vía. Según explicó ayer el arqueólogo, el castro era "una ciudad, no un asentamiento fortificado, de entre seis y doce hectáreas de superficie", de ahí que su relación con el crecimiento viario "no sea una casualidad". "No es casualidad que pase por ahí la carretera de Santiago o el Camino Inglés", destaca. Así, pudieron observar como en una finca se veía un camino "antiguo y construido, porque no aparece en la foto aérea de mediados del siglo XX y no se hizo por el paso de las personas, sino que el firme es de roca machacada y pisada". Según subraya Malde, la vía era totalmente recta, delimitada lateralmente por desagües y pretendía unir el castro de As Travesas y el Camino Inglés. El sistema de drenaje hizo que se conservase más de 2000 años después.