José Manuel Álvarez, el empresario coruñés de 43 años propietario de la discoteca Bambina de Santa Cristina y de un restaurante en A Coruña, ingresó a última hora de la mañana de ayer en la cárcel de Teixeiro (Curtis), tras pasar a disposición judicial en Betanzos. Está acusado de homicidio en grado de tentativa al quemar, en la madrugada del pasado domingo, una vivienda en Mariñán (Bergondo) con el fin de suicidarse y al mismo tiempo matar a su pareja, que dormía en la habitación.

El Ministerio Fiscal solicitó prisión provisional para Álvarez, a lo que accedió la juez en un auto. Éste también estimó la demanda de la abogada de la víctima, la letrada María José Casal, que solicitó que no se le fijase fianza; que se le impusiese una orden de alejamiento de los menores (los hijos de la víctima) de 300 metros; y que se le prohibiese cualquier tipo de comunicación con su defendida.

El empresario coruñés permanecerá ahora en la cárcel mientras se efectúa la instrucción del caso, se realiza un informe de los hechos (las circunstancias del incendio, si éste fue premeditado y por lo tanto se podría hablar de intento de asesinato, su estado psicológico y otras pruebas) y se realiza una calificación para después abrir juicio penal. El acusado también deberá responder de un delito de incendio.

El acusado fue dado de alta en el Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña tras recibir cuidados por inhalación de humo en la UCI y después de una evaluación psiquiátrica. Ayer fue llevado al Juzgado de Instrucción Número 3 de Betanzos (que funciona como Juzgado de Violencia de Género) donde, asistido por un letrado, se acogió a su derecho a no declarar.

Su pareja y víctima, Silvia López, de 38 años, sí prestó declaración y relató cómo se despertó y vio fuego en el armario y después comprobó que también había prendido fuego en el bolso que ella había dejado en la cocina, además de haber cerrado puertas y ventanas con llave con el fin de morir los dos en el incendio en la vivienda que compartían. López estuvo acompañada de su letrada y también por su madre.

Silvia López, que llevaba tres años de relación con José Manuel Álvarez, pudo salvar su vida al lograr convencerle de que la dejase ir porque tenía que cuidar de su hijo pequeño.

Él entonces le dio una llave y ella escapó a la casa de sus padres, a unos cincuenta metros de la suya. Ellos fueron los que intentaron apagar el fuego en la cocina mientras Silvia avisaba a Emergencias. El fuego calcinó totalmente la habitación y la cocina de la vivienda de piedra.

La mujer declaró a este periódico, horas después del suceso, que él le había dicho que iban a morir los dos en el incendio. Silvia López también explicó que el empresario estaba en tratamiento psiquiátrico y había intentado suicidarse cuatro días antes al realizar una ingesta masiva de pastillas y dejar una nota de despedida.

La víctima relató también entonces que él nunca la había maltratado y nunca pensó que le podía hacer daño aunque reconoció que en los últimos tiempos, debido a problemas económicos, él tenía una actitud despreciativa con ella y se enfadaba con frecuencia.