De las 43 personas que integran la plantilla de la planta que la empresa de artes gráficas Einsa tiene en la parroquia de Andrade, en Pontedeume, 29 trabajadores ya han firmado su traslado a las instalaciones de As Pontes, después de que la compañía les informase de que esta opción es la única alternativa para mantener sus empleos debido al futuro cierre de la fábrica.

El presidente del comité de empresa, Constantino Piñeiro, lamenta que finalmente se cumplan "los peores presagios". Denuncia que la compañía no se ha puesto en contacto con los representantes de una plantilla formada por más de 400 personas para comunicarles su intención de clausurar la planta de Andrade. Esta pretensión, de la que informó LA OPINIÓN ayer, queda patente en las cartas de traslado que la dirección entrega a los trabajadores, en las que desvela que "ante la falta de carga de trabajo en la planta de Andrade (...) y dado el tiempo transcurrido, en el cual se constata la falta de ocupación en Andrade es definitiva", la única alternativa que les queda a los empleados es trabajar en las instalaciones de As Pontes.

Constantino Piñeiro explica que nueve de los trabajadores de Andrade aún no han sido citados por la compañía para informarles del traslado aunque asegura que "ya no hay vuelta atrás". "Ni siquiera tenemos servicio de mantenimiento", apostilla, no sin antes recordar que la única máquina que está en funcionamiento es la de encuadernación, para lo cual hay trabajo asegurado entre dos y dos meses y medio.

"Después también nos mandarán para As Pontes", sentencia Piñeiro, que se opone a un traslado "forzoso" en el que la compañía se niega a abonarles los gastos derivados del transporte y de las dietas. Tampoco les mantiene su puesto ni su categoría laboral, aunque sí su salario.

Mientras tanto, trabajadores y Einsa negocian, de forma infructuosa, un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Tras meses de reuniones (la última el pasado jueves) las cesiones entre las partes son inexistentes y el comité de empresa teme que las conversaciones no lleguen a buen puerto. Tras el despido de 26 trabajadores a principios de año, Einsa alega una complicada situación económica derivada de una deuda de 42 millones de euros y la plantilla se muestra dispuesta a aceptar un ERE aunque no en las condiciones "inasumibles" que propone la entidad, como trabajar gratis los sábados y que el ERE únicamente afecte a parte de los empleados, así como otras diferencias en relación a la subida salarial.

"El martes tenemos la última reunión, hay que tomar una decisión sí o sí", admite el presidente del comité de empresa, que explica que, de no llegar a un acuerdo, el siguiente paso será convocar una asamblea con los trabajadores para analizar futuras medidas. "Lo que está claro es que si no llegamos a un acuerdo con respecto al ERE y, viendo cómo se están poniendo las cosas, la única opción que nos queda es la de movilizarnos", advierte Piñeiro.