"Mariñas-Betanzos sabe a huerta fresca, a vino de las riberas del Mandeo, a pan de Carral y tortilla, a empanada con cebolla, a repollo de Betanzos, a fresas, a queso artesano, a mejillones de Lorbé y a navajas de la ría", así inicia el presidente del Grupo de Desarrollo Rural (GDR) As Mariñas-Betanzos, José Antonio Santiso, la guía de productores agroalimentarios que acaba de editar este organismo.

Son más de cuarenta páginas que constituyen un recorrido por las excelencias gastronómicas que producen los 16 municipios que pertenecen al GDR. El objetivo no es solo dar a conocer estas viandas, sino rendir un homenaje a sus productores, "personas que con su esfuerzo y dedicación mantienen vivo el medio rural".

Cinco son los sectores que más destacan en la comarca -la huerta, el mar, la panadería y repostería tradicional, el vinícola y el lácteo- y así se divide el manual. El territorio de As Mariñas siempre se ha considerado la huerta de la ciudad. Los agricultores, además de ofrecer productos sanos, sin conservantes y recogidos en el mismo días, contribuyen con sus labores a la conservación del paisaje. Algunos continúan con la labor emprendida por sus padres, pero otros son ex urbanitas a los que les ha atraído la vida en el campo.

En la viticultura de la comarca, el predominio es de los vinos Terra de Betanzos. José Antonio Beade, de Casa Beade, explica que estos caldos no gozaban de buena fama y se congratula de que la situación este cambiando: "Cada día más gente descubre el potencial y la calidad que tenemos". Las tradiciones vinícolas tienen en la comarca sus peculiaridades. Diego Carneiro, de Adegas Codeseira, explica que lo que en Pontevedra se llaman furanchos, aquí son loureiros porque, "cuando el vino ya estaba listo para beber, se colgaba una rama de laurel en la puerta de la bodega". Para que las nuevas generaciones conozcan esta cultura, la Sociedad Civil Viña Ártabra organiza desde hace algunos años una vendimia infantil con los colegios.

Algunos productores de leche han encontrado en la elaboración de quesos una salida ante los bajos precios que les imponían las industrias lácteas o las cuotas europeas. Los negocios familiares que han industrializado su producción, encuentran relevo en las nuevas generaciones. No les pasa lo mismo a las queixeiras artesanales, que temen la extinción de su oficio.

La fertilidad y aptitud para el cultivo del trigo del valle del Barcia han convertido a Carral en la panadería de la comarca. Tampoco falta la repostería tradicional en el área, con establecimientos como la Docería de Lorbé.

Del mar, las cofradías de Sada, Miño, Lorbé y Mera se encargan de extraer navajas, pulpo, almejas y sardinas, entre otros. En Cambre, Portomuíños ha hallado otra fuente de riqueza marina: las algas. ¡Y eso que comenzaron comercializando setas. La guía los sitúa a todos en el mapa y ofrece sus contactos, ya que la mayoría acepta visitas.

Cansados de unos trabajos que no les reportaban ningún tipo de satisfacción, José Antonio Pérez y Fernando Andrade decidieron dar un giro a sus vidas, volver a la casa familiar, en el lugar de Peio, en Bergondo. Allí llevan dos años poniendo en marcha A horta do sacho, donde cultivan y comercializan pimientos, tomates, cebollas, lechugas...