La Secretaría Xeral de Patrimonio confirmó ayer que el pazo de Meirás está cerrado a visitas por la renegociación del convenio con la familia Franco, propietaria del inmueble, y la empresa encargada de las visitas, Prosegur. "Estamos trabajando para abrir de nuevo el pazo", fue lo único que explicaron desde el gabinete de comunicación de la Consellería de Cultura al ser consultados por los motivos del cierre.

El servicio que tramita las reservas para visitar el pazo explica a los interesados que llevan sin gestionar las solicitudes desde aproximadamente el pasado mes de diciembre. Desde entonces, las Torres de Meirás, como se conoce el inmueble construido en el siglo XIX por Emilia Pardo Bazán y adquirido posteriormente por afines al régimen franquista tras una cuestación forzosa para ofrecérselo como regalo al dictador en 1938, permanece cerrado.

Las renegociación para suscribir un nuevo convenio se erige como un nuevo escollo en la recuperación pública del pazo, declarado Bien de Interés Cultural en 2009, cuando gobernaba la Xunta del bipartito, y que abrió sus puertas a la ciudadanía tras una larga batalla judicial. El Supremo rechazó este mes, coincidiendo con el aniversario de la apertura, el recurso de la familia del dictador contra la inspección de técnicos de la Xunta a su residencia de veraneo.

La apertura de las Torres fue acogida por la Comisión pola Recuperación de la Memoria Histórica como una victoria a medias. El acuerdo que alcanzó la Xunta con la familia pasaba por que las visitas se limitasen a los viernes y solo a parte del inmueble para respetar la privacidad de la familia del dictador. El Gobierno gallego también consistió en cerrar a visitas el inmueble en agosto durante las vacaciones de la familia del dictador apelando al coste del aumento de la vigilancia.

El pazo de Meirás cumplió ayer, 25 de marzo, un año de su apertura al público. El escenario hoy es completamente distinto al de aquel viernes del pasado 2011 en la que sesenta afortunados traspasaron el umbral de un inmueble que, por primera vez desde su cesión a Franco, abría las puertas a la ciudadanía.

La Xunta, al menos oficialmente, elude concretar los plazos para su reapertura. Fuentes de la Secretaría da Cultura manifestaron ayer su confianza en volver a gestionar las visitas el próximo mes.

La Consellería de Cultura eludió explicar los motivos de la demora en renegociar el convenio que debe aprobarse anualmente. Uno de los motivos que, según ha podido saber este periódico, complican la reapertura de las Torres de Meirás es de tipo económico. Hasta ahora, es el Gobierno gallego el que asume los gastos de seguridad. Justamente fue el motivo que esgrimió la Xunta para acceder a la petición de la familia del dictador de cerrar el pazo durante su estancia de veraneo.

El cierre del inmueble en agosto propició manifestaciones y hasta una acampada del 15-M para exigir su reapertura.

Su cierre suscitó también una denuncia de la Comisión para a Recuperación da Memoria Histórica ante el Valedor do Pobo. Este organismo independiente recoge en su informe anual que no ha podido tramitar la queja por falta de información. "Está pendiente de que la Administración envíe el preceptivo informe, que le fue requerido ya en varias ocasiones", recoge en su informe anual, que se publicó ayer.

La decisión de la Xunta de asumir los gastos de seguridad, que asumen a 9.513 euros al año. suscitó las críticas de BNG y PSOE, que incidieron en que la Ley de Patrimonio de Galicia le eximía de esa responsabilidad.