Peseta a peseta, parroquia a parroquia y puerta por puerta. El dinero con que se compró para Franco "un pazo situado en la tierra que le vio nacer" emanó de distintas fuentes, unas más caudalosas que otras. A las aportaciones de los Ayuntamientos y las partes extraídas de las nóminas de trabajadores se sumaron donativos particulares de los residentes en la zona. En Carral, las contribuciones de vecinos para la adquisición del pazo de Meirás sumaron en total 4.385 pesetas de las de 1938, según documentos de la época, recuperados por la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica da Coruña con la colaboración de la Asociación Cultura Aberta de Carral.

Paleo fue la parroquia más espléndida, con 936 pesetas, seguida de Veira, con 697 pesetas; Sumio, con 689, y Tabeaio, con 632. Los vecinos de Quembre donaron en total 492 pesetas; los de Vigo, 412; los de Cañás, 361, y los de Sergude, 166.

Los vecinos de la zona se rascaron el bolsillo ante las "dos o tres personas de significación en la localidad" que, de acuerdo con las indicaciones remitidas por la Junta Pro-Pazo del Caudillo, de carácter provincial, en una carta dirigida al alcalde, debían integrar las juntas locales encargadas de reunir el dinero. La misiva enviada al regidor le invitaba a él y a sus vecinos a contribuir con su "grano de arena" para el pétreo regalo, "pues todos, del más potentado al más humilde, pueden poner su esfuerzo en la realización del proyecto para que siempre puedan sentir el orgullo de haber sabido homenajear al Salvador de España".

Para la junta carralesa estaban convocados once maestros, seis párrocos y el jefe local de FET (Falange Española Tradicionalista). Entre las indicaciones que recibieron figuraba "visitar personalmente a sus convecinos". La misiva dirigida al alcalde añade que se podrían establecer varias comisiones "a fin de realizar esta labor rápidamente".

La carta, fechada en el mes de mayo, llevaba documentos adjuntos: "pliegos para la recogida de firmas", en los que debían estampar sus firmas los contribuyentes y ser anotadas las personas que no supiesen escribir; y "hojas para la confección de listas", en las que debían figurar "los detalles correspondientes" y en que en las que tenían que constar los mismos nombres que en los pliegos. El regidor, presidente de la junta local, tenía después que formalizar los listados junto a las comisiones y, finalizado este trámite, formalizarlas con la junta provincial "a través del Banco Pastor".

El alcalde convocó a los llamados a colaborar con el "homenaje de cariño y admiración" a una reunión, el 19 de mayo de 1938, en la casa consistorial. El objetivo del encuentro fue descrito como "tratar sobre asunto de excepcional importancia patriótica".