Una joven de 17 años, Lidia Naveira, apareció muerta en el estanque del parque de Eirís. No es una noticia, sino una novela, Crímenes Exquisitos, editada este año y escrita por Nieves Abarca (funcionaria en la Policía Local coruñesa muchos años) y el criminólogo valenciano Vicente Garrido.

Es la primera novela que realiza un retrato actual de la ciudad de A Coruña y de la comarca. En ella aparecen desde Mera y Liáns hasta O Portiño, la Fnac, el cuartel de Lonzas, el hotel Meliá María Pita, o la playa de Riazor de color caribeño tras rellenarla con caolín. También aparece una comarca de ficción: alguien comete asesinatos recreando películas y cuadros. Hay también otra ficción que lleva a pensar: "Esto me suena". Éstos son los personajes principales.

. La primera víctima. Lidia Naveira, un belleza pelirroja hija de una familia de la alta sociedad coruñesa que es secuestrada mientras hacía deporte en O Portiño, aparece muerta en el estanque de los patos del parque de Eirís vestida y adornada con flores recreando el famoso cuadro Ofelia Muerta de John Everett Millais.

. La protagonista. La inspectora de policía Valentina Negro, una joven que vive en un piso de Os Rosales con su padre y su hermano, es lista, valiente y guapa: pelo negro largo y ojos grises rasgados. Trabaja en el cuartel de Lonzas con compañeros como el inspector Carlos Larrosa.

. El coprotagonista. El criminólogo Javier Sanjuán (trasunto del coautor de la novela) ayuda a la inspectora Negro en su investigación.

. El empresario. Pedro Mendiluce, promotor inmobiliario de 50 años, además de empresario con distintas actividades, algunas relacionadas con clubs de alterne. Empieza la novela contando que ha tenido que recurrir a "un diputado autonómico" para que finalmente le diera la licencia de obra para construir una urbanización con centro comercial en As Xubias. Tiene "untado al técnico de Urbanismo y al director del Museo Arqueológico" para poder tapar el yacimiento arqueológico romano, el más importante de la Península, que apareció al iniciar las obras. También pagó a otros ediles para rebajar la protección de las viviendas del barrio tradicional de As Xubias. Posee una casa en Mera, una mansión encima del mar, y un chalé en Bergondo. En ambas organiza fiestas "bunga bunga", donde invita a "la creme de la sociedad gallega" para realizar "bacanales". Les da buena comida y mejor entretenimiento con chicas jóvenes y no falta barra libre de un polvo blanco. Lo graba todo en vídeo. Fuma Cohibas "que le había regalado la alcaldesa de Oleiros", recién traídos de Cuba.

. La periodista. Lúa Castro, redactora de sucesos de La Gaceta de Galicia, huérfana de madre e hija de un Policía Nacional. Es "una chica muy resultona y descarada, condiciones ideales para ser una buena periodista de sucesos. Ni el policía nacional más rudo podía resistirse a la caída de sus ojos líquidos de bebé". Aunque sale mal parada al inicio de la obra, definida como una "trepa" de cuidado, al final sale reivindicada como una periodista "de raza", muy valiente, gracias a la que se descubre el importante hallazgo arqueológico y chafa los planes de Mendiluce. Sale con un fotógrafo canoso, Anido (que muere a manos del asesino en Inglaterra). Lúa Castro compite con la periodista de sucesos de La Opinión.

. La abogada. Raquel Conde es la abogada del empresario Mendiluce, experta en sacarle de apuros. Sale con el ayudante de Mendiluce y el que le hace el trabajo sucio. Es una rubia platino sin escrúpulos que calza Jimmy Choo, usa reloj Cartier, bolso Louis Vuitton y pintalabios de Chanel. Termina mal: asesinada recreando la película Frenesí de Hitchcok, estrangulada con una corbata.

. El crítico. Christian Morgado, profesor de arte en la Facultad de Arquitectura de A Coruña. Es un experto en prerrafaelitas y un hombre muy atractivo al que consultan la inspectora y el criminólogo. También escribe críticas de arte.

. El refugio del malo. Una cabaña detrás de la iglesia de Santa Eulalia de Liáns (Oleiros) es donde el asesino, llamado El Artista, mata y tortura.

Son casi 800 páginas de novela (con final abierto para una más que posible segunda parte), de la que no se puede contar más para no desvelar quién es el malo.