Cerca de 18.000 personas abarrotaron ayer Cambre atraídos por el concierto estrella del Brincadeira: Status Quo. La banda británica sorprendió ya durante la tarde a los presentes en la zona de conciertos al realizar la prueba de sonido en persona, en lugar de mandar a sustitutos para chequear líneas, volúmenes y monitores.

El tráfico en dirección entrada avanzaba el éxito de asistencia ya durante el día. Aunque la jornada comenzaba tranquila dentro del recinto. Un goteo de gente subía por la cuesta que separa la acampada de las duchas mientras algunos se disponían a comer y otros dormían todavía. O dormían de nuevo. La acampada seguía abarrotada. Sobre todo los baños, insuficientes según algunos de los campistas. Aunque unos pocos abandonaron el Brincadeira antes de la tercera noche. "El cuerpo ya no aguanta más", aseguró Alejandro, llegado desde Santiago, que abandonaba el recinto de las tiendas satisfecho después de haber escuchado a los grupo que más le interesaban: La Pegatina y Bongo Botrako. El joven confesó que la situación de la tienda, que había tenido que colocar en cuesta, no invitaba a quedarse por más tiempo.

De más lejos vinieron Diego, Ignacio y Miguel. Los chicos, llegados el jueves desde Salamanca, debutaron este año en el Brincadeira sin especial predilección por ninguno de los grupos, sino porque, en conjunto, les pareció "un buen festival". En el ecuador de los conciertos, los salmantinos se decantaban por las actuaciones de Heredeiros da Crus y La Pegatina. Quedaban aún bandas como Status Quo, Tito & Tarántula, Lendakaris Muertos, Chimo Bayo o O'Funkillo.

Por encima de la escasez de baños en la acampada -que no en los conciertos- y a la distancia entre éstos y las tiendas, la crítica más reiterada pos los asistentes se centraba en la polvareda que se levantaba durante las actuaciones.

La opinión general, al margen de quejas concretas, era muy positiva. "Seguramente volvamos el próximo año", comentaban los de Salamanca. También Lúa y Kristel pensaban volver, tras cuatro años como público del Brincadeira, ya cuando se celebraba en Ordes.

El orden de llegada marcó una drástica diferencia en la acampada: tener o no tener sombra. Entre las tiendas se apreciaba también otra separación: tener o no tener entrada. Cerca de la zona acondicionada, a la que solo podían acceder asistentes con entrada, existía una acampada alternativa. Todo estaba tranquilo y apenas se oía la música que ensordece a campistas de otros festivales. Los menos contentos, los vecinos, como Loreto, que aseguraba dormir mal por el "barullo" del camping. "Podían haber avisado y nos habríamos comprado tapones. Pero bueno, son tres días", se consolaba.

Calle 13 encantó al público del Brincadeira. Y el público encantó a Calle 13. Los artistas colgaron ayer en su página oficial de Facebook una foto y un mensaje en que agradecían el calor del público. "Casa llena en Galicia, España! Gracias por todo el cariño, mi familia lo devuelve. Gracias por toda la energía, sois unos máquinas. Esta noche flipamos con ustedes!", escribió el grupo.