Las casas de Bailly, en el núcleo cambrés de O Seixal, registraron ayer un incendio que afectó a la planta baja y la cubierta. El fuego, el cuarto que sufren las viviendas en los últimos cinco años, se originó en un colchón situado en la planta baja de uno de los inmuebles, alcanzó el piso de arriba al propagarse a través de la maleza y causó la caída de parte del techo. Miembros de Protección Civil apuntan a una colilla como origen de las llamas y la Policía Local busca a una persona que, sospechan, pasó la noche anterior al fuego en una de las casas, abandonadas desde hace más de veinte años y en estado ruinoso.

Los Bomberos de Arteixo trabajaron desde las 07.30 horas hasta pasadas las 11.00 horas en el incendio, que no ocasionó daños personales. Efectivos del cuerpo arteixán tuvieron que demoler tres vigas y parte de un tabique para extinguir las llamas. Las tareas se prolongaron porque fue necesario refrescar los escombros para evitar riesgos ya que registraban temperaturas muy altas.

El Concello de Cambre ha anunciado "medidas urgentes" tras registrarse el cuarto incendio en cinco años en las casas modernistas. Técnicos municipales analizan cómo evitar que más gente lo ocupe. El Gobierno local justifica que no cerró las casas hasta ahora porque costaría 10.000 euros y negociaba con varios entes la restauración.

La Guerra Civil marcó el inicio del fin. Las casas simétricas que presiden la entrada a A Coruña desde lo alto en O Seixal sufrieron un continuo deterioro desde que el golpe militar de 1936 obligara a sus propietarios, la familia Bailly, a dejar el complejo, que constaba de 22 habitaciones, en una finca, O Graxal, de 30.000 metros cuadrados y que atendían diez personas de servicio.

De hotel de lujo a ruina 'okupada'

El complejo, obra de los arquitectos Antonio Tenreiro y Peregrín Estellés, fue concebido por Julio López Bailly como un hotel. La familia Bailly pasaba los veranos en la lujosa residencia de O Seixal.

La Falange se apropió de la finca, que después utilizó como escuela de mandos del Movimiento o sede del Sindicato Vertical. Las viviendas fueron habitadas por descendientes de los guardianes hasta los 80. Desde entonces, ningún proyecto salió adelante y los inmuebles cayeron en el olvido y sirvieron de cobijo a indigentes y okupas. Aunque también se usó como escenario de cine. José Luis Cuerda rodó en los inmuebles parte de Todo es silencio, adaptación de un texto de Manuel Rivas.