La asociación Irmáns Suárez Picallo ha querido rendirle homenaje al barrio de Fontán, uno de los más singulares de Sada, de calles sinuosas y alegres casas marineras. Y lo ha hecho rebuscando en los textos literarios y periodísticos huellas de su pasado. Ya sea real o legendario. El colectivo ha editado un nuevo cuaderno de estudios locales Fontán nas nosas letras, introducido por Manuel Pérez Lorenzo y que se presentó con ocasión del magosto que organiza con la Plataforma en Defensa da Ría y la Delegación das Mariñas da Sociedade Galega de Historia Natural.

El estudio esconde más de una curiosidad para los nostálgicos del pasado marinero de Sada. Este barrio y su castillo en ruinas, baluarte de la antigua industria pesquera, fue escenario de innumerables escritos en el primer tercio del pasado siglo. Ya fuese para alabar la singularidad de sus casas marineras, antiguas tradiciones, o en forma de escritos de protesta por las duras condiciones de sus habitantes. Ramón Suárez Picallo hizo de su puerto, abrigo y salvador de marineros en A traxedia de Mangúa.

Manuel Lugrís Freire introdujo al lector en las entrañas de A Covadanca, esa guarida de leyenda, tenebrosa y estrecha que discurría bajo del castillo de Fontán. El escritor sadense desveló que no era sino "unha furnia como outra calquera", sin trasnos ni meigas ni piedras negras.

El estudio recoge también un reportaje del periodista Manuel Freire-Calvelo de 1929 sobre la industria salazonera y conservera en Sada. El texto recuerda el empuje de la salazonera La Isabel, que exportaba a Argentina, Inglaterra, Francia y Norteamérica. Era, dice, "la más importante y conocida de las diez que se alzan en la factoría de Fontán, el original barrio pesquero de Sada, pueblecito de casitas blancas como nidos de palomas que tiene un pie en el mar y otro en los montes".

Tres escritores sadenses que rinden tributo en su obra a este núcleo marinero y al que ahora recuerdan desde unos colectivos que demandan más protección para Fontán. Los grupos solicitan medidas que preserven este barrio marinero y hacen suyo el escrito del juez municipal de Sada, Ezequiel Rocha que sirve de prólogo al cuaderno. Con la retórica propia de la época, el magistrado ya urgía mejoras para esta localidad costera. "Siendo un pueblecito tan lindo y sus moradores tan laboriosos (...) las arcas municipales no han derramado en beneficio del mismo su protección paternal y largueza".

Si bien es cierto que en los últimos años se han ejecutado varias mejoras, los colectivos inciden en la necesidad de blindar el núcleo y su entorno de la especulación. Precisamente, coincidiendo con la presentación del pequeño estudio del colectivo Irmáns Suárez Picallo, el pleno de Bergondo aprobaba una moción de los no adscritos (Anova) para realizar mejoras en el castillo de Corbeiroa, gemelo de Fontán y construido con idéntico fin en el siglo XVIII.